viernes, 10 de mayo de 2013

La crisis se sube a los autobuses de Ceuta

Por Tato Ferrer

Para suerte de nuestros políticos, el tema del que en esta ocasión voy a ocuparme, no les afecta en absoluto. Por lo que, si quieren dejar de perder tiempo conmigo y dedicarse a tareas ocupadas, pueden hacerlo. Lo que digo bajo la supuesta idea de que algún político tenga a bien leerme, en alguna ocasión, claro. Que es mucho decir. Tan ocupados como están siempre en la solución de nuestros problemas cotidianos. A poco que ocupen determinado puesto de responsabilidad, por pequeña que sea, el chofer y el vehículo oficial del Ayuntamiento, están garantizados. El aparcamiento, también. 

Sin dejar de referirme a ese personal de escoltas. El nuevo Papa hace gesto de mezclarse con los fieles rompiendo el protocolo de seguridad. Nuestros políticos atrincherados en sus despachos, salen a la calle para la foto bonita con la ministra, fomentando imagen de una Ceuta necesitada a gritos de infraestructuras que parece terminaron con el desdoblamiento del Paseo de las Palmeras. Por supuesto, con fondos europeos. Ni nacionales, ni locales. De no ser por la ayuda exterior, no sé. Hasta los dineros de Madrid para el Plan de Empleo, se facilitaron con cuenta gotas. Mucho más tarde. Por el camino, despistaron todo otro Plan de Empleo. Muchas familias ceutíes sobreviven con ese balón de oxígeno, pan para hoy, hambre para mañana. La estabilidad laboral y personal, para los políticos.

Nuestros políticos, que hacen más despachos que calles, no pasean nada más que cuando se aproxima el tiempo de pedir el voto. Es entonces, cuando se les puede ver con aire de gente normal. Cambian el estilo. Se hacen cercanos, cuando han permanecido los años de ejercicio de poder, lejos de los ruidos del pueblo. Acudir a las citas de los eventos que se producen en la ciudad, no es hacer calle. Es figurar. Es pretender quedar bien con todo el mundo, logrando el efecto contrario.

Por cierto, ¿quién controla el parking municipal con acceso por la calle de Gómez Marcelo? La entrada de vehículos oficiales, conjuntamente, con coches particulares, se presta a pensar que el que no ocupa plaza en dicho lugar, es porque no sabe hacer del todo bien la pelota. ¿No se podría rentabilizar con alquileres el parking? ¿Por qué no se buscan la vida como el resto de ciudadanos? Ah, claro, estamos en presencia solemne de la clase política y de la clase funcionariado. Ustedes perdonen. No he dicho nada. Se ha tratado de un desliz por mi parte. Borro las preguntas. Me he animado.

Además, si en el parking de Gómez Marcelo del Ayuntamiento, entran también coches que nada tienen que ver ni con una clase ni con la otra, pues es que serán amigos o familiares. Que hay que cuidar las relaciones. Máxime si las mismas son con cargo a los hombros de los contribuyentes. Me gustaría que alguna vez alguien explicara, si no es mucho pedir, el uso que se le da a este parking en particular ¿Cuál es la norma que rige para ocupar plaza?

Justo enfrente al parking municipal de Gómez Marcelo, se encuentra la puerta de acceso al garaje del hotel Trip y viviendas. No menos de 125/150 euros es lo que se viene cobrando por plaza en alquiler. Resulta difícil encontrar alguna libre.

Cuando todavía un político no ha llegado a ser objeto de dedicación y servicio público, con esa comunidad que no sabe apreciar, en su justa medida, el valor del trabajo, ya se le puede ver entrando con su coche particular en el parking del Ayuntamiento. Es como si tal privilegio fuera sinónimo de casta especial o categoría por encima del bien y del mal. Que la gestión vaya o no a ser buena, es cuestión baladí. Lo esencial es contar y tener plaza de garaje gratis en el centro de la ciudad. Que la vocación política es palabra de origen mayor. La plaza gratis, está por encima de ideas confundidas entre la derecha golpeada, el centro perdido, y la izquierda zurda de Nadal. Y la caballa como pez de pecera. Que todo no va a ser el león fiero ese que no era de la Metro, y que alguien había aceptado como animal de compañía. Que era del Príncipe.

Y es que el chollo de tal situación es ya, de por sí, lo suficientemente atractiva como para entrar en política. No se trata sólo de la posibilidad de medrar, también la de poder, finalmente, tener el coche a buen recaudo. Es la erótica del aparcamiento por el morro de barriada.

En Ceuta, una plaza de garaje, por lo menos, en pleno casco urbano, encima gratis, es motivo sobrado para arrimarse, todo lo que se pueda y más, al árbol que buena sombra da. El caído, para el franquismo. Para los demás que no tienen la suerte de contar con tantos y buenos privilegios reservados a la crema de la crema. La democracia aparente.

En tiempos de la comunicación inmediata, por tantas vías posibles, nuestros políticos, jamás han pasado más tiempo viajando a Madrid, que desde que nos vendieron aquello de que ya Ceuta dependía en menor medida de la capital del reino. De no haber cambiado el estado de cosas mientras escribo, que no se sabe. Cada día salta una sorpresa real. Con el mucho trabajo y esfuerzo que le costó realizar visita. Pasando más tiempo en África que en la luna.

La gente humilde de Ceuta

Craso error que los taxis de Ceuta produzcan algún tipo de subida por mínima que ésta sea. Esos céntimos de subida afectará de manera negativa, todavía más, el uso.

Los autobuses de Ceuta subieron algo con el 2013. Aplicaron el Índice de Precios al Consumo (IPC). A los usuarios les pareció mucho.

La crisis donde más se nota, la que más la sufre, es la clase humilde. De ahí que los servicios habituales de transporte urbano, a saber, taxis, y, sobre todo, autobuses, vengan notando una disminución considerable en los ingresos. En concreto, son unos 1.500 viajeros diarios, en relación al año 2009, de media diaria de pérdida, los que vienen afectando a los autobuses de Ceuta.

Si la gente humilde no llega en sus más elementales necesidades diarias, piensa, por la necesidad que obliga y manda, hasta en el ahorro y suspensión de tomar el autobús. Mucho más en esa alegría, entre comillas, de coger un taxi,

La gente necesitada, por humilde, tiene problemas. El descenso en viajeros es un dato relevante. Una especie de termómetro de la actual situación que se vive en nuestra tierra.

Tanto el gremio de los taxistas, como el sector de los autobuses, como el de las panaderías locales, creo, son objetos de una determinada subvención. A la vista está que la misma se hace insuficiente. Habrá que buscar soluciones. Se tendrá que ampliar aún más, si cabe, la partida de la subvención. Si los políticos locales conocieran de la sensibilidad.

Por excelencia, el transporte de los más necesitados en nuestra ciudad, pasa por el servicio, útil y público, de los autobuses. En otras ciudades existen carriles para bicis, para taxis, para autobuses. En Ceuta, la carencia de calidad viene de la mano del mayor de los abandonos. En el centro se acumula lo estético. Ceuta no pasa de ser el centro. Es el centro del centro. No te salgas del centro no vaya a ser que te quedes fuera de la civilización del sapiens, y pises terrenos del neardental. El trasero de España.

En la compañía de autobuses de Ceuta, compañía privada en su titularidad, pero útil y pública, en su función, se barajó la idea de reducir la regularidad en las dos líneas de menor afluencia de viajeros. Desde el pasado enero, la línea de Benzú Beach, y la de San Amaro, pasaron de tener un servicio de autobús cada media hora, como venía prestándose, a darlo a cada hora. Lo que viene ocurriendo a partir de las tres de la tarde.

En esa medida parece que quedó la cosa. Sin embargo, pese a que se me haya desmentido por la empresa, a través de su director-gerente, José María Cuéllar, tengo que decir que, desde las seis y media de la tarde, son muchas las personas que se quejan de que también otras líneas, como por ejemplo la de Juan Carlos I, la frecuencia del servicio no es la de antes. Los usuarios ceutíes se quejan de largas colas de espera y de que la masificación de viajeros, hacen el recorrido de lo más incómodo o agobiado, dado que al trabajar menor número de autobuses, van más cargados.

Casi 40 millones de pesetas, mi moneda, es lo que cuesta hoy en día la adquisición de un nuevo autobús. Se va renovando la flota. En el ánimo de la compañía está seguir mejorando para prestar el mejor de los servicios a los ciudadanos de Ceuta. Ahora bien, no puede ser que se deje de tutelar, lo que haga falta y más, un servicio público esencial. Máxime en una ciudad, como la nuestra, que cuenta con el mayor parque automovilístico de Europa, y del mundo también, en relación a su densidad.

En Ceuta, la posibilidad de disponer de los servicios públicos de autobuses y taxis, debería ser una máxima a tener en cuenta y proteger. Tendría sentido popular que se primara, aparte subvención, de alguna forma añadida, su utilización y se penalizara el uso de los vehículos particulares. De contar con buenos servicios públicos (carecemos de metro), bien que se podría fomentar, desde el poder, el uso de los mismos. Una afluencia masiva de usuarios haría rentabilizar al máximo el gremio de taxistas, y a la compañía de autobuses. Lo que, por otra parte, llevaría, incluso, a una posible bajada (como acaba de ocurrir con la luz) de el precio del billete del bus, o del recorrido de la carrera del taxi.

En los autobuses, están las tarjetas, para la reducción en la tarifa, de los estudiantes y jubilados. ¿Y los parados? ¿También tienen descuentos las familias numerosas?

Taxis y buses de Ceuta... no son un lujo

No sé qué más decir. El tema es tan sencillo. Tan simple. Fomentar los servicios públicos de transporte. Con buenos servicios públicos para los desplazamientos, en Ceuta el coche particular podría quedar relegado a un uso casi innecesario. Es cuestión de educación, de imaginación, de campañas de mentalización y concienciación, de publicidad institucional de apoyo desde los medios, de ofrecer la máxima atención a los servicios de taxis y de autobuses. De buscar soluciones comunes a un tema general.  Los taxis y los autobuses no son un lujo. Son el medio público de transporte de la clase humilde que, a pasos de gigantes, se ha visto condenada a los umbrales de la pobreza, cuando los golpes bajos a los dineros de todos, más allá de la crisis internacional, no han pasado, ni de broma, por sus manos trabajadoras. Conocen del trabajo y del sufrimiento. El robo a manos llenas, y el despilfarro, no entra dentro de su capacidad sencilla de gestión.

En fin, tengamos los ceutíes paciencia, al menos, hasta que nos toque el cupón de la Cruz Roja, en forma de varita mágica, capaz de convertirnos en político local. En el paquete de la transformación, ya se sabe: vehículo oficial, guarda cuerpo (espalda incluida) y, lo más interesante de todo: parking gratis en los bajos del Ayuntamiento, ahora Asamblea.

El usuario se queda sin el anunciado punto de servicio

Desde hace tiempo conozco la información sobre la implantación, en los locales donde se sitúa la parada central de los autobuses, en el mercado de abastos, de un punto de venta y recargas de las tarjetas, para comodidad de los usuarios obligados, en la actualidad, a ir hasta las oficinas de las Puertas del Campo. Se pensaba en el alquiler de algún local por el centro, próximo a la plaza. Se ha desistido de tan magnífica idea, cara al consumidor. Vaya mi desacuerdo pues se sigue ofreciendo al viajero una única base. No es la mejor forma de combatir el temporal. Frente a la crisis, más soluciones y facilidades. Si se dice que todo por el usuario ceutí, pues que la intención no quede en una frase vacía de contenido. Que no es tiempo de beneficios grandes. Los justos. Es la servidumbre cuando el sector privado presta servicio público. Negocios modestos. La rentabilidad debe ser la función social que se cumple.

Con todo, me permito, sin ser nadie para ello, invitarles a subir al autobús amable, o tomar un taxi bonito. En la Península, siempre presumí de que en Ceuta los taxis eran Mercedes. Y de que los autobuses de la ciudad pintaban de rojo, en manos de un buen señor, José Luís Pérez Florency (suegro que fue de mi hermana Rosa Mari). Y de verde, en manos de Rafael Sanz. Cazadores. Buena gente.

7 vidas

Que en Ceuta hay buena gente es un hecho. Día 19 de marzo. Sobre las 9 horas de la mañana. Hospital Universitario. Un gato tiene sus patas ensangrentadas. Está exhausto. En la desesperación, no puede más. Ha agotado sus fuerzas. Va desistiendo de sus deseos de saltar intentando alcanzar la libertad. El muro fino hace que sus uñas resbalen y será cuestión de tiempo agotar cada una de sus 7 vidas. Trampa mortal. En la planta baja del edificio hospitalario existen una especie de grandes cajones cerrados al que caen colillas, en su suelo cubierto de pequeñas piedras. Se han convertido en gigantescos ceniceros. Varios trabajadores de mantenimiento han visto la situación del gato, y lejos de irse a desayunar, de pasar de largo, realizar toda una operación de rescate. Deciden poner un andamio y salta uno de los trabajadores para asustar y empujar con su presencia al animal, a ver si se apoyaba en el elemento y sale del recinto cerrado. El gato ni tomaba el camino del andamio, ni tenía la menor intención de dejarse coger por nadie. Salta otro trabajador, que luego tendría problemas para salir. No hay forma. Surgen las ideas ocurrentes. Traen una manta y la ponen sobre el muro para que el gato pueda agarrarse sin resbalar y escapar. El animal pudo trepar por la manta de su salvación. Lección de unos trabajadores del personal de mantenimiento del hospital. Felicitaciones, gracias. Lograron salvar el gato y aliviar mi visita al médico. El poder de la buena acción es contagiosa.

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