domingo, 12 de agosto de 2007

¡Momias en Ceuta!

Por Tato Ferrer

Lo más parecido a no ir a una feria es ir sin poder tomar ninguna copa. Tal vez sea peor. Si uno se queda en casa, mejor. Pero tengo la suerte de tener a mi compañera inseparable, aparte de mis “pulgas” que, como ocurre con mis enemigos, tampoco me abandonan ni olvidan.

De ahí y de aquí que haya pasado en la feria unos ratos. Ni mi compañera inseparable ni mis “pulgas”, pues, se merecen ser esclavos, vivir mis servidumbres, bajo ningún concepto, más de lo estrictamente razonable.

La actual feria dista distancia de aquella espléndida que teníamos los ceutíes en los terrenos ganados al mar en la zona del puerto donde está la Estación Marítima. Aquella en la que se terminaba tomando los churros en el entrañable y querido Delfín Verde.

Las casetas se situaban en la zona donde ahora se ubican supermercados y concesionarios de vehículos. Las atracciones, en frente, a la otra parte, en la enorme explanada ganada al mar.

Aquella era una feria y no la que tenemos ahora “presionada” y dispuesta con un calzador. Es una feria a escala reducida en proporción a nuestro pequeño mar. Todo pequeño en esta comunidad de bolsillo descosido.