domingo, 3 de junio de 2007

Un ceutí, objetivo del “etarra” De Juana Chaos

Por Tato Ferrer

Están sonando los tambores lejanos de mi África natal. Sus ecos me llegan más fuertes que nunca. Será porque llaman a la alegría. Será porque las cosas claman por sus legítimos dueños. Será porque hoy es domingo.

Los “salvajes” han comprendido que esto no es lo que se creen. Un parque, una reserva, una pequeña jungla, una peculiar selva, pero eso sí…con clase.

Aquí los monos son “guapos”, el hombre de Neardental no se mete con nadie, la “mujer muerta” duerme en paz su sueño eterno, el “griego” no “mata” ni a una mosca, y hasta el Alcalde-Presidente, tira piedras contra su propio tejado con tal de agradar.

Por supuesto que todavía quedan batallas por pelear. Lo sé. La guerra, todavía no está ganada. La primera batalla sí.

La batalla de “las formas” de comportarse hasta por una selva no virgen me la apunto. Lo cual es todo un éxito. Un poco de clase, por favor, ceutíes de pro y de proa.

Los caníbales que se organicen safari en otro parque menos temático que el mío. Entre nosotros no nos “devoramos”. Esa apetitosa tarea la dejamos para los “leones” y el tigre del Príncipe Alfonso.

Carmen Cerdeira y los demócratas ceutíes

Por Tato Ferrer

Antes de que los japoneses dotaran de “vida” a las cosas creadas por el hombre, ese taxi ya era inteligente.

No era necesario que le dijeras el destino.

Se puede decir que ha sido el primer vehículo con inteligencia propia. De ahí el precio.

Tampoco excesivamente caro dada sus prestaciones y calidad de servicio.

Es tan grande su ingenio mecánico y sapiencia, que es un encanto que no te importune en tu sueño eterno con el precio de la carrera, o que te distraiga en el trayecto con conversaciones mundanas.

Es un cielo móvil en la tierra.

A ese taxi los mortales le pusimos también nombre equivocado e inapropiado, como el de nuestra Gran Vía, o el de Clemente, en lugar del justo, suena a su hermano, Tarzán-2.

Que si el coche de pompas fúnebres, que si el vehículo de la funeraria tal o cual. Para mí, siempre fue lo que es: “el último taxi”.