domingo, 3 de junio de 2007

Carmen Cerdeira y los demócratas ceutíes

Por Tato Ferrer

Antes de que los japoneses dotaran de “vida” a las cosas creadas por el hombre, ese taxi ya era inteligente.

No era necesario que le dijeras el destino.

Se puede decir que ha sido el primer vehículo con inteligencia propia. De ahí el precio.

Tampoco excesivamente caro dada sus prestaciones y calidad de servicio.

Es tan grande su ingenio mecánico y sapiencia, que es un encanto que no te importune en tu sueño eterno con el precio de la carrera, o que te distraiga en el trayecto con conversaciones mundanas.

Es un cielo móvil en la tierra.

A ese taxi los mortales le pusimos también nombre equivocado e inapropiado, como el de nuestra Gran Vía, o el de Clemente, en lugar del justo, suena a su hermano, Tarzán-2.

Que si el coche de pompas fúnebres, que si el vehículo de la funeraria tal o cual. Para mí, siempre fue lo que es: “el último taxi”.


Un “taxi” tan especial llevando en su interior a una niña ángel, forma parte de los recuerdos inolvidables, por conservados, en mi memoria.

Aquella tarde se produjo una de las escenas que más me han impactado.

A las puertas de la Delegación del Gobierno de Ceuta, se estacionaba un “último taxi”. En la primera planta del edificio de la sede madrileña en nuestra ciudad, se encontraba su titular. Una ceutí, delegada, y…madre.

Abajo la esperaba, con cierta impaciencia, su pequeña niña dormida mientras se transformaba, se convertía, en un hermoso angelito sin que el milagro pudiese ser visible a los ojos de los vivos ciegos en sensibilidad.

Yo tan sólo podía llegar a imaginar que dentro de esa pequeña caja blanca que cargaba el “taxi inteligente”, había una preciosa pequeña que ya estaba cambiando su piel de niña por una etérea como criatura divina que se estaba convirtiendo, para grandeza de la obra de Dios, alegría de sus padres, y sentimientos nobles de la gente de bien.

Siempre tendré la escena en mi retina. Y la Delegación del Gobierno, también.

Porque, por primera vez y única, ese edificio algo frío en su apariencia externa, bonito en su interior, se llenó de amor por dentro y por fuera.

Fue un “encuentro” fuera de la Semana Santa ceutí, pero también lleno de contenida emoción, ya lo creo.

Un tiempo antes yo viajaba en el barco y coincidí con Mari Carmen. Nos pusimos a hablar de lo único que ella quería hablar conmigo: de su dolor sufriendo con su hijita que siendo muy pequeña tuvo una mala caída en El Caballa, golpeándose su cabecita, con posteriores consecuencias nefastas años más tarde.

La consolé como pude y supe; y compartí con la buena amiga de la infancia, del mismo arroyo de Calamocarro, su sufrimiento haciéndolo mío.

Los problemas ajenos siempre me han dolido más que los míos propios. En eso mi carácter de Sagitario es parecido al de Piscis, aunque este signo nos supera en el amor hacía nuestros prójimos.

Consolar es importante, ya lo creo, pero si se puede hacer algo, mejor todavía. Conocía a una experta en “apoyo psicológico” y se me ocurrió que si Mari Carmen reía interior y exteriormente, cara a su hijita; si “estaba preparada” para compartir con alegría el tiempo que Dios quisiera darle de vida a su pequeña, las cosas irían mejor, por así decirlo.

Pero, no fue un decir. Mari Carmen y su marido, Paco Bernal, estuvieron visitando con regularidad semanal a esta psicóloga, y yo tuve la gran suerte de reír y reír con el angelito, durante mucho tiempo; y yo tuve la oportunidad única de ver a esos padres recobrar la esperanza y disfrutarla, aceptando, no obstante, la voluntad invisible de Dios.

Esa pequeña, ese angelito, “aguardaba” a las puertas de la Delegación del Gobierno, pero yo estaba alegre, estando triste, muy triste.

Alegre porque con la ayuda inestimable de una profesional logramos jugar a engañar y engañarnos. Llegamos a olvidar que después del hoy, existe un mañana.

Todos, y yo más que nadie, nos aferramos al tiempo de las veinticuatro horas. El hoy, fue el presente sin ayer ni mañana. Dicen que para la persona juiciosa, cada día es una vida nueva.

Mari Carmen y Paco estaban preocupados pero cada semana eran “adiestrados” en el arte difícil, para muchos imposible, de la “aceptación”.

Y, esos padres fueron felices, en la infelicidad.

Y la niña que veía dentro de ellos con sus ojos de muñeca recibía la vibración de que sus padres la enviaban un mensaje de amor por encima de la circunstancias de la enfermedad; que la muy puñetera no dejaba de llamar a la puerta, por más que nos empeñáramos en mentir al cartero con aquello de que allí ya no vivía nadie.

Estaba triste ante la escena que contemplaba porque, a mi manera, había estado en la vida del ángel, encariñándome con su alegría verdadera y tierna.

Los niños conocen de juegos y de cariños. No saben de la existencia de un tiempo para la vida, y de un tiempo para la muerte. Aunque su tiempo para la vida resultara ser tan corto, tan excesivamente breve.

De ahí que seamos los mayores los que estropeemos su inocencia con cuentos para mayores. En un mundo de niños, no habría maldad. Jesús lo sabía: “Dejad que los niños se acerquen a mí”.

Es un contraste. Mari Carmen lo logró todo en su carrera política. En su vida personal las cosas de siempre le han sido difícil, tal vez demasiado duras.

Desde ese amor primero y lejano, pero que la familia de su compañero sentimental la rechazara porque “era poca cosa socialmente para su hijo”; hasta ese mal alojado en el cerebro de su pequeña imposible de extirpar por su maldito alojamiento de llegar hasta él para la cirugía actual; hasta esa enfermedad…

Enfermedad con la que iba “tirando”, pero que parece que últimamente la “hija de su madre”, tiene prisa para avisar a ese maldito “taxi”.

Creo que esta pasada feria observé a Mari Carmen bailando sevillanas o algún baile en la fiesta de agosto. Estaba tan estupendamente. Entonces, ¿qué es lo que está pasando? ¿La estará echando de menos su pequeña angelito?

Es lo que pasa. Ni una buena madre olvida nunca a su hija. Ni una buena hija olvida nunca a una madre.

La carrera política de Mari Carmen Cerdeira Morterero, es brillante.

Pero, parece que su papel de madre la supera. Tanto que su pequeña niña ángel no quiere que Mari Carmen, pierda más el tiempo con nosotros. Es como si la estuviera llamando para jugar con ella a los juegos limpios de los seres buenos por luminosos.

Ignoro si Mari Carmen se reunirá o no con su hijita, tal es únicamente de Dios.

Que sepa Mari Carmen que el tiempo que quiera pasar aún con nosotros, será de sencillos sentimientos compartidos.

Mari Carmen Cerdeira tiene un problema: no sabe si quedarse aquí con nosotros que la queremos bien, o irse con su hijita, que la adora.

Difícil decisión reflejo de una vida de alguien que si algo no es, no lo ha sido nunca, es mediocre. Ni mediocre, ni hipócrita, ni socialista-lista.

Mari Carmen: creo que ayudé con tu hijita. En tu complicada decisión, me veo incapacitado para expresar opinión. Mi cariño siempre estuvo en el silencio, alejado de cualquier tipo de peloteo. Ambos lo sabemos.

Mari Carmen, mi cariño sincero, y reza porque yo también lo hago.

Hoy, el artículo está lleno de lágrimas. Como cuando escribo sobre mi querido padre Joaquín al que todas las mañanas, al alba, olfateo intentando averiguar si también desea llevarme con él.

Siendo tan buena persona es fácil pensar que su opinión a lo mejor es tenida en cuenta en los designios del Ser Único y Universal.

Mi buena hermana Mari Luz, a la que yo tanto quería, se fue con 56 años, y no fue debido sólo a un abuso del tabaco. Su vida, como la mía y de gran parte de mis hermanos, está llena de amarga tristeza. Yo ya voy camino de su edad.

Puede que mi querido padre Joaquín me esté llamando como a ella, y yo no logre interpretar su aroma. Me verá deprimido en esta democracia local en la que se descalifica hasta al que no vota, en lugar de proclamar a los cuatro vientos que el votar es un derecho, no una obligación.

Y que tan demócrata es el que vota, como el que se abstiene. Todo es posible en democracia, menos la violencia.

El hecho de votar es un derecho, no una obligación. Nuestra única obligación es la de seguir, imitar, a Gandhi como un referente de obtener logros políticos sin ejercer para ello ningún tipo de violencia.

Los del símbolo del Hacho arruinaron a mi familia y al que esto escribe.

Puede, no obstante, que me perdiera las siguientes lecciones de la consolidada democracia.

Las difíciles, las primeras, no sólo nos las chupamos sino que las desarrollamos en su puesta en práctica en esta tierra ingrata.

Me perdí, nos perdimos la familia Ferrer Peña, las lecciones del uso y disfrute de esta dictadura cubierta en su cupo por demócratas de toda la vida.

Se podría decir en sus tarjetas bonitas de presentación de lo impresentable: de profesión... demócrata.

Los del símbolo del Hacho tienen su pedigrí con certificado de origen. Nosotros, los Ferrer Peña, nuestra ruina.

Los del símbolo del Hacho tienen su “crónica”, y la tierra que regalaron en su día. Que no me creo yo que la regalaran toda. Que para generoso, mi querido padre Joaquín.

Nosotros, la familia Ferrer Peña, las “jodidas” de Calamocarro, que de seguir siendo el “basurero”, el “vertedero” local de todas las leyes y normativas: no habidas, habidas, y por haber, del mundo civilizado que no se ha tenido narices de aplicar, por ejemplo, en el Albaizín ceutí, eufemismos aparte, nadie la va a querer, ni regalada.

Tenemos, tiene mi familia mal-tratada, todo un “cronicón” sobre el expolio, llámese como se llame en arameo, del patrimonio familiar.

En Marbella, el primer uso de los solares, en muchos de los asuntos que han aflorado, era VERDE.

En nuestro caso, está documentado en el Ayuntamiento en vía de Asamblea, desde hace ya tantos años, era ZONA URBANIZABLE.

En Ceuta, la familia que tiene la tierra de una simple maceta, es millonaria. Cualquiera “toca” esa tierra si la maceta es de tal o cual ceutí de pro o de proa.

Entonces, ¿cómo es posible que la mayor y más bonita finca privada de la ciudad sea tan sólo motivo de ruina para sus copropietarios?

Nunca se nos atendió como se merece una familia de bien y humilde por honrada en nuestras legítimas reivindicaciones y aspiraciones. Cosa que propusimos, cosa que entró por un oído y salió por el otro. Nuestros proyectos, ni caso.

Sin embargo, cada vez que a alguien se le ocurría salir “al campo” a hacer sus necesidades, ahí estábamos los Ferrer Peña.

Por cierto, ¿ya no está en nuestra jungla el “cigarrón”? Parece que le compensó bien su breve paso por la política. Ágil “vuelo” por la vida firme, por la letrada, y por la política. “El pájaro” voló y nos dejó con sus pajaritos. Falta una jaulita y alpiste para completar el detallazo.

Ya lo canta la alegre canción de María Jesús: “pajarito por aquí, pajarito por allá…”

Nos dejó con la “plaga de langostas”, como bendita maldición; y al político “rubio” con unas bonitas pinzas de tender la ropa en su nariz para que no oliera los malos olores.

Desde entonces “las basureras” cambiaron de imprenta. A partir de aquella declaración pública, las compañías de basura imprimieron sus contratos con papeles previamente impregnados con “perjúmenes de mujer” y con copias firmadas por Juan Luís Guerra, para que “todo” sonara bien.

De haber utilizado, no conocería de su existencia, este nuevo modelo nada le habría acontecido a Maite Záldivar. El problema le vino por echar mano de unas simples “bolsas” de plástico. Ya se sabe, lo barato es caro.

Y si se nos atendió alguna vez en el “desierto del Sahara”, fue para lo que fue: quedar bien; a secas de frutos secos. Para no desentonar.

El haber sido un periodista crítico e independiente en este pueblo, es una pesada losa que nunca dejó de pasar factura.

Hundir “el barco de papel” fue tan sólo un primer objetivo.

El abuso del poder local en la persecución sistemática de una “misma familia” y favorecimiento descarado de otras “mismas familias”. Que aquí, en Ceuta, nos conocemos casi todos.

Y para la Justicia hace falta mucho dinero. Y para que se haga justicia, más dinero aún. O vas con buenos abogados, o mejor te quedas con las ganas de meter pleitos.

Que no es tan sencillo oponerse al abuso del poder establecido, como se pueda pensar.

Si mi querido padre Joaquín lo quiere, yo estoy “preparado”.

Me siento culpable de haber puesto a mi familia en el punto de mira de los que les va bien “pisando” tierra ajena.

Para vivir con depresión, mejor dejarlo para una próxima democracia. En otra reencarnación, quizás.

Dicen, Mari Carmen Cerdeira, que el silencio no es la ausencia de ruidos sino la presencia de Dios. Si quieres ser profunda, haz silencio. Yo también trataré de hacerlo. Tal vez nos encontremos.

En fin, Mari Carmen, te dejo para no molestar más que tu pequeña ángel te está “llamando”.

Los dos la “escuchamos” ¿verdad?

No olvides, por favor, pedirle por mi familia. Sufren tanto por mi culpa, por mi mala cabeza, por haber ejercido de demócrata en una tierra africana.

Tan es así, que tu propio hermano no termina de bajarse al parque ante el lógico temor de que algún “león” o tigre le pueda “morder”.

En nuestra reserva “comen” y están mejor alimentados que en ninguna otra. Pero es tan grande el apetito de sus estómagos que resulta difícil salir a pasear y que no te peguen un "bocao" al menor descuido. O te “devoren”, lo más probable.

Ni desplazándome con lianas por los árboles, estaría yo tranquilo en esta jungla nuestra, de ser tu hermano Tarzán-2.

El ingeniero de Industria, Rafael Carretero, está con el corazón “roto”.El de las pompas tristes, Kino Curado, enfermo del corazón anda también. El arquitecto técnico del Ayuntamiento, en vías de desarrollo, Pedro Orozco, con males de lo mismo.

Es como si se hubieran puesto de acuerdo los tres en ser “corazones partíos”. ¿Querrán participar en alguna telenovela?

¿Querrán cambiar de género los “3 Mosqueteros”? A la “vejez”, se han vuelto “unos románticos” al puro estilo Bécquer.

Pues que sepan que el “último taxi” ya no está “libre” en sus rimas. Lo siento mucho, lo pedí primero…

Resulta, que en Ceuta nada más que disponemos de una unidad de tan complejo modelo.

Otra carencia más por nuestra falta de conciencia. Luego dicen que es uno radical.

Se cayeron los nichos del cementerio de Santa Catalina. Las moscas te “comían” literalmente en el tanatorio de antes, durante tantos años. “Ultimo taxi”, uno y punto en el parking ceutí.

Para morirse, vamos. Pero, de uno en uno, y yo ya tengo la “b”; que ni la alquilo, ni la vendo, ni la regalo. Besos Mari Carmen, y abrazos fuertes, gran afecto, para Carretero, Curado, y Orozco.

Que haya mejoría, de “corazón”. Y del resto de dolencias puñeteras.

Calle Real arriba, calle Real abajo, pasea tan ricamente. En su “ultimo” viaje a Melilla ha estado muy “pocho”. Se comió una almeja y le sentó fatal. Pensaba que Emilio Cózar ya sólo estaba por el “buen gusto” de un sublime “tocino de cielo” u otros manjares dignos de la alimentación de un dios menor. El dios de la “pelota”. Es único. Presidente sine die. Amén.

Este domingo no puedo “echar la persiana” sin referirme a la declaración realizada en la televisión “pública” sobre el estrepitoso fracaso de la “gran” izquierda en la ciudad.

Como si tal cosa, tan tranquilamente, Basilio Fernández, dice de forma cándida:

-Del resultado del PSOE ceutí –apunta el “iluminado”- no hay que echarle la culpa a nadie.

Siempre tuve la impresión sobre este caballero de tan bien vestir, tan elegante él, que va siempre con sus impecables trajecitos, que parece como si se desenvolviera sin pisar la tierra, sin pisar el suelo.

Por encima del bien y del mal. Todo un encanto de dandi para reflotar la menguada, la maltrecha, izquierda local. Lo llevan claro.

Claro que, por otra parte, si lo que pretende el “grande” de la izquierda local es participar en un próximo desfile de modelos, en lugar de hacer política, yo no le dejaría “volar” también. A ver si nos vamos a quedar sin pajaritos.

¿Conocen alguna ciudad en la que haya más palomas que en Ceuta?

De conciencia andamos así que así. De palomas… la “paz” personificada. Capital mundial sin duda. Se habrá “ido” un “palomo”…pero nos quedan aún palomas las que queramos y más; como consuelo de conservación de las aves.

1 comentario:

  1. Yo era compañera de Mari Carmen en el colegio. Jugabamos a enredarnos las piernas en la misa de las 8 de la mañana a la que asistiamos todos los días antes de empezar la tarea. Era casi obligatorio. Yo era muy buena y callada, ella muy inquieta y resuelta. Pero nos gustaba estar juntas.

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