domingo, 24 de junio de 2007

El alcalde de Ceuta que eligió morir libre

Por Tato Ferrer


Los que se fueron no publicitaron su “después”. Los que llegan y siguen viniendo de vuelta de la esquina doblada, tampoco lo hacen con su “antes”.

En esta democracia local la luz es tan cegadora que para qué van a cambiar de empresa si les va bien.

De ahí, seguramente, el éxito de los del símbolo del Hacho.

Irradian con tantos neones que las neuronas de la gente sencilla no es capaz de discernir entre las oscuridades, las sombras, y las luces claras.

Luces y sombras son como un mismo alumbrado de Feria de agosto en nuestra “reserva”.

Los árboles permiten a Tarzán-2 desplazarse con sus lianas aunque lo haga con máxima atención por si alguna mosca tse-tsé le pica y le duermen también como me ocurrió a mí años atrás.

Ocurre que los que caminamos por los senderos como el Neardental, el bosque no nos deja ver las ruinas de los servidores públicos, a su término de la jornada.

Son una especie protegida, pese a que no exista temor a una cercana extinción, a la que parece que puso canción Julio con aquella bonita letra de: “La vida sigue igual”.

De hacer cola de paro, y sellito estúpido, eso para los “perros con pulgas”.


Es una pena no poder conocer sus estados de penurias; de esa forma a lo mejor llegábamos a realizar un esfuerzo de comprensión como muestra de gratitud.

Afortunadamente, podemos tener cierta conciencia sobre el sacrificio porque somos muy intuitivos.

¡Fuimos tan críticos con el Franquismo!

Somos condescendientes con los demócratas locales.

Aquí nadie rinde nada. Todo parece controlado y bien controlado. Para rendiciones con la de Breda, suficiente. Para taquígrafo, Velázquez.

Quienes hablaron en su día, callan ahora en la noche; y en Ceuta hay más escritores juntos que en cualquier otro parque del planeta natura.

Todo el mundo tiene “tema” para escribir un libro.

Ceuta podría ser la capital universal, el parque más temático de cuantos existen en lo referente a: periodistas, escultores, y escritores al estilo

Emilio Romero o García Márquez.

Con permiso y sin olvidar, claro está, a nuestras odiosas palomas.

Serán el símbolo de la vecina población marroquí de Tetuán, pero en la nuestra son la personificación en esencia y presencia de la paz entre culturas y gente con pedigrí y los “monos guapos”.

Ya no sé a qué “arma” recurrir para su “alejamiento”, que no extinción: bolsas de plásticos en las ventanas, discos compactos colgantes, etcétera. En secreto íntimo guardo las de destrucción masiva. El día que con el calor pierda también los nervios, que es de lo poco que me queda, veremos lo que pueda pasar.

Podrían los socialistas ceutíes volver a hacer “plus” ayudando a volar a unas cuantas aves más.

Pero que “vuelen” más allá del caladero. Los “vuelos” podrían ser transmitidos en directo por la caja “lista”.

En la transmisión podríamos llegar a contemplar la “colocación” en plano corto de tanto actor secundario sin papel principal como protagonista de una oficina de desempleo; cara a los que no tenemos a quién acudir para que nos echen una mano, dos, o tres.

Un pulpo, para la ocasión del trabajo fijo y estable.

Para tal “bienestar social” no hay ideologías. Hay lo que existe. Lo que un “perro con pulgas” no tiene.

En su día hice turno colado de lavadoras en las colas de los desamparados y condenados a marchar de Ceuta, pero tal ejercicio me sirvió tan sólo a los efectos de ir conociendo que éste se colocaba aquí, y este otro allí, mientras uno esperaba desesperando.

Mandé literalmente a la mierda el ir a poner sellitos cada cierto tiempo en la cartilla de la esperanza trucada por el gran arte de los magos.

Eso sí me abrieron los ojos cerrados por las telarañas de tanto dormir.

Los periodistas- independientes- vagos es lo que tenemos; de las pocas cosas que nos dejan: disfrutar de la cama las horas 24.

Ahora que caigo, me podría dedicar a hacer anuncios de colchones como el desaparecido y querido Pepe Rey.

Todo no va a ser depresión y ansiedad.

Llegué a comprender, menos mal que ese sentido atrofiado por el óxido se me espabiló un poco, que la oficina de parados aparte de dar “movimiento” a algunos, cumple extraordinariamente con otra labor social no menos gratificante por interesante.

Mientras la “bolsa” de parados se pasan los tiempos de los siglos aguardando el maná del cielo, o de donde sea, estás en esa oficina y aledaños, un tanto “recogido”.

Hasta haces amistades.

Es que te llega un olorcito a churros que le entran a uno ganas de pedírselos con café calentito de por las mañanas. Que es lo que terminas haciendo, tras encontrar a algún buen samaritano que te invite, a cambio de ofrecer conversación amena.

En nuestra “reserva” son muchos los que sacan a pasear a sus bonitos chuchos. Este “perro con pulgas” saca a pasear a su lengua en busca de alguna “recompensa” de los humanos.

Es más, servimos también para que, al tiempo, los “elegidos” por las manos que dan suerte casi siempre a unos ejemplares muy significados de la selva, se vayan “ocupando”, sin ningún rubor.

Estando precisamente una mañana de especial aburrimiento; los días para los parados tienen 24 horas, me llegó el chisme (¿qué otro tipo de noticias nos pueden llegar a los periodistas “quietos”? ) que uno del gremio había insultado en público a un determinado personaje.

Enseguida pensé, aunque no cobrara por ello, que ese periodista, sin serlo académicamente, me iba a acompañar, sin tardar mucho, en la oficina para los que estamos anímicamente más “descolocados” que los monos de San Amaro; el tiempo que pasaron los pobres alojados en una nave del puerto, hasta el fin de las obras de adecentamiento del parque de la ciudad.

Eso fue antes de que Ceuta se convirtiera en su totalidad en un magnífico territorio no de puerto franco, sino salvaje educadamente correcto.

Bueno y malo, este humilde servidor, fue en Ceuta un periodista independiente y crítico. Nunca insultó ni descalificó a nadie en público de forma personal.

Sean proferidos esos improperios hacía una máxima autoridad local, o hacía la señora amable y cariñosa del mercado de abastos, que me vende flores para mis queridos padres.

Se es generoso, contemplativo, comprensivo, con personas que han demostrado de forma notoria su actitud y comportamiento biológico, y se es parco para quien, como este “mono guapo”, lo único que ha sido es ser un combatiente de una democracia local que “hundieron” con mi “barco de papel” en la Transición, para dar inicio a una “mejor” vida política.

Todo un contraste. La derecha ceutí bien que se aprovechó del “rey león” de la tele y de la salud, en su “desquicio” personal por “atacar” al GIL. Les vino bien su “tránsito mental” mientras duró. Al final, el “rey león” se marchó de Ceuta como un “perro con pulgas” rebajando penosamente su alta condición y clase de la que gozó para su suerte en nuestra “reserva”.

El único que fue en aquél entonces para llamar a su madre para que recogiera de la jungla a su hijo “herido” de necesidad, fue quien esto escribe; este dominguero al que no gusta en absoluto que se haga con los ejemplares dominantes de su reserva lo mismo que con un pañuelo con mocos. Es decir, usarlos y tirarlos después.

¡Fuimos tan críticos con el Franquismo¡.

Con esta democracia parece que casi todo vale. Pero no es así, ni mucho menos. Lo contemplativo para los lamas tibetanos.

Es como esa manía de meter en el mismo saco de las importancias a la cultura hebrea con la cristiana o musulmana.

Aparte de los hindúes, habrá que ir pensando en dar y ofrecer rango a los chinos. Población que toma cuerpo con fuerza en nuestra tierra. Para algo son los nuevos invasores comerciales.

Que tengamos en cuenta y respetemos a todas y cada una de las culturas existentes en la ciudad, no quiere decir, como digo, que sean equiparables las dos claramente mayoritarias, con el resto en su peso social en nuestra tierra.

Por cierto, ¿para cuándo la presencia del idioma árabe en la televisión local desarrollada hasta en el sistema TDT?.

¡Fuimos tan críticos con el Franquismo¡.

En esta democracia, la “critica” era verde y se la comió el burro.

Me llené de satisfacción cuando observé la orientación de la escultura del último alcalde republicano de Ceuta.

Su escultura fue colocada prácticamente frente por frente a la puerta de entrada de ese aborto de edificio rejuntado con la magnífica construcción del Ayuntamiento viejo, de toda la vida.

La primera colocación de la escultura me pareció genial, de veras.

Su ubicación permitía que el alcalde de los humildes mirara casi literalmente, cara a cara, a nuestros políticos a la entrada y salida del Ayuntamiento, en vías de desarrollo.

Mi ilusión duró la noche de la inauguración y poco más.

Alguien debió caer también en mi misma observación, y mi gozo en un pozo.

Algún malvado de esos que abundan en cantidad superior al número de las palomas, que ya es decir, reorientó su primera y acertada colocación y la escultura de cuerpo entero paso a mirar hacia su propia calle equivocada en dirección también a su nicho del cementerio de Santa Catalina, el 45.

Pero, ¿por qué?

Los ceutíes no estamos necesitados de golpes de efectos estéticos sino de honestidad, de honradez, de decencia, en la gestión de la “rex pública”.

De ahí la perentoria necesidad de “conciencias”.

De aquí que con tan desafortunada medida de reorientación, nuestros políticos puedan seguir entrando y saliendo en la tranquilidad de que nadie les pueda “recordar” ya que están donde están para servir al pueblo; no para servirse de él.

Políticos como servidores públicos; no vividores de la política.

De la misma manera y forma que cuando en el año 84, Carmen Castreño, dio nombre equivocado pero acertada, es de imaginar, en su espíritu-político de parecerse en “algo” al personaje elegido para firmar la Gran Vía de Ceuta.

Justificación y pretexto para ella y para los que la siguieron en el ejemplo histórico que buscaron, pero al que no imitaron, ni de lejos.

Era una noche de septiembre del 2006. En la primera semana del mes, Juan Vivas, inaugura la escultura de cuerpo entero de Antonio López Sánchez-Prado. Un alcalde de derechas “saluda” de esta peculiar guisa a un alcalde de izquierdas.

Pero, ¿qué es lo que pretendió con ello? ¿Acaso rentabilidad política? ¿Le hacía falta?¿Su gestión es referencial con la del personaje homenajeado?

Era una noche de septiembre del 2006. No era una noche cualquiera. Era la primera del mes.

Las casualidades no existirán pero en ese mismo día se produce en Madrid una muerte. No se trató de una muerte más.

Fallece, curiosamente ese mismo día, un hijo de Antonio López Sánchez-Prado.

El mismo que el “socialisto” paseó por Ceuta, calle Real arriba, calle Real abajo, como uno de los dos reclamos de su lista electoral municipal en las elecciones del 91. El otro, era el “recomendado”.

Señalaré también que a este hijo fallecido del alcalde republicano le “vendieron la burra” de que iban a colocar a un hijo suyo en el Ayuntamiento de Ceuta.

Hay un dato más que comento también. Si en lugar de inaugurar la escultura de cuerpo entero el día 1 de septiembre, se hubiera hecho el 5, se habría producido la coincidencia de la fecha de su fusilamiento, en sus 70 años.

El último alcalde republicano de Ceuta, Antonio López Sánchez-Prado, fue fusilado en El Tarajal un 5 de septiembre del 36.

Hay muchas maneras de ser elegido. Con información, o con información discutible por relativa.

Hasta que la información no deje de estar hipotecada, politizada, condicionada; no sea “recibida-enviada” con transparencia, sin interesados y velados filtros, a sus legítimos destinatarios, es decir, a la opinión pública ceutí…

Y es que parece trabajoso comprender que los políticos en el ejercicio de su función no cuentan con presupuesto propio.

El dinero no es de los políticos: es del pueblo.

El mismo que demanda y exige que el mismo se use y destine a los medios de comunicación para informar.

Lo contrario raya en la malversación de fondos.

Los medios de comunicación en su relación con los organismos, en base a su condición de utilidad pública, no se deben en su trabajo informativo tanto a los políticos como al dinero público que puedan recibir por entrada, vía publicidad institucional, vía subvención, para decirle al pueblo llano, los legítimos “dueños”, cómo están gastando los gobernantes sus impuestos, de forma contrastada.

Ese es el único fin de los usos de los dineros de la gente sencilla.

En ese uso, en esa utilización, no debe primar el interés propio del que se cree equivocadamente el “dueño” de lo simplemente administrado.

No es, pues, un “dueño”. Es, tan sólo un gestor público. Su obligación es la de que se de buen destino al erario público.

Para la vanidad y otras historias ya están las nubes de gente “pelota” que acuden cuales moscas al rico pastel de chocolate del que sacar tajada.

Por ello afirmo de manera rotunda que desde que los del símbolo del Hacho hundieron mi “barco de papel” se impuso en Ceuta una nueva moda en el mundo de la información.

No hablo de la moda de mi entrañable 600 dominguero. Hablo de otra moda.

Así las cosas ¿qué crítica se realiza a nuestros políticos más allá de la puntual porque interese para “algo”, o de la que yo denomino “navegar a medias aguas”?.

Hasta que se restablezca en Ceuta el grado de libertad de expresión que me concedió, lo que son las cosas, el “facha”, el combatiente de Franco, mí querido padre Joaquín, no podré tener como periodista independiente los suficientes elementos de juicio para opinar con rigurosidad sobre la gestión de los alcaldes de nuestra reserva africana.

Y si el “miedo” flota en el aire…

Se nos muestra la cara simpática de la actuación pero las interioridades, las que a mi me interesan, la forma de emplear el gasto, parece que es cosa, materia reservada, asunto, de otro sistema político, fuera de esta selva a tamaño escala.

Es como si se nos hiciera un favor. Es como si la transparencia no fuera con ellos.

Se apagan velas. Se cumplen años. 30 años. En Ceuta, no todos esos años han sido precisamente de velitas de ceras democráticas.

¡Fuimos tan críticos con el Franquismo¡

En el 77 yo no ejercía como capitán del “barco de papel” más censura sobre los contenidos que la referida a la calidad literaria.

Si alguien es capaz de dejarme como un mentiroso empedernido de esos que se estilan tanto por aquí, y son otra particular “especie protegida” como para que no se extingan en la reserva, que lo diga.

O que calle para siempre, como se dice en las bodas.

Era de la opinión de que las limitaciones al uso de la libertad de expresión estaban única y exclusivamente en los juzgados.

Son los jueces los que tienen y deben acotar ese campo. Los periodistas que damos la cara, siempre lo hice, tenemos nuestra propia responsabilidad penal y civil, caso que lo que escribamos no se ajuste a la realidad y podamos perjudicar-lesionar sin verdadero fundamento a terceros en su imagen, intereses, o determinados derechos en general de las personas.

Ahora, en esta democracia local consolidada, los políticos se creen con el derecho de “juzgar” a través de sus hilos visibles.

El periodista independiente y crítico, ya no tiene necesidad de llegar hasta el juzgado.

Fusilados en la maldita guerra incivil española cayeron demasiados. En nuestra tierra ceutí también muchos seres inocentes fueron condenados a morir.

Lo que a mi me interesa especialmente es averiguar el dato histórico sobre si pese a sus circunstancias de alcalde-médico-republicano, pudo eludir de alguna forma sus balas de la muerte.

Me atrae como periodista conocer dónde estuvo su “riesgo”, su “compromiso”.

¿Es qué el alcalde de Ceuta pudo burlar, cambiar su sellado destino fatal?

De ser así, Y LO ES, con mayúsculas, tenemos los ceutíes que descubrirnos ante la talla única de este hombre político-médico-“santo”, que eligió, qué hermoso, morir “libre” en Ceuta.

Ofreció y dio su vida antes de optar por un cambio político de chaqueta.

¡Qué maravilloso ejemplo!

El suyo, por supuesto.

Que no el de tanto vividor como hoy en día hay metido en la política, y que cambian con total naturalidad de chaquetas, de calcetines, y de lo que haga falta, con tal de que en su patrimonio personal no se ponga el sol.

Actualizados Felipes II en versión cutre de nuestra historia moderna local.

El “hombre santo”, el alcalde republicano de Ceuta, fue una persona totalmente coherente con sus principios y forma de entender la política. El era un republicano de izquierdas.

Cuando fue diputado por Ceuta, desde junio de 1931 a noviembre de 1933 era militante del partido republicano radical socialista.

Antonio López Sánchez-Prado, pudo perfectamente haberse cambiado de chaqueta ya que desde media tarde del 17 de julio de 1936, tuvo conocimiento de que se había iniciado la sublevación en Melilla.

En cuanto tiene conocimiento de la sublevación se dirige al Palacio Municipal donde se queda hasta las dos de la madrugada, que marcha para su casa.

Durante la tarde-noche que está en el Ayuntamiento recibe llamadas de amigos que intentan desesperadamente hacerle entrar en razones, convencer a nuestro alcalde, para que se les una en una ideada huída hacía Tánger, al objeto de salvar la vida.

En el Consejo de Guerra que se le hace con posterioridad, deja claro que él quiere seguir la suerte y estar junto al pueblo que le eligió

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