Ceuta, 7 de agosto, de 2015
-por Tato Ferrer-
Pocas certezas como que Vivas fue al colegio de San Agustín:
éramos compañeros. Y no confieso más porque la última vez que lo hice fue con
el padre Primitivo del centro.
Resulta, que le había cogido la mano a una chica de las
monjas, mientras veíamos una película en el cine Cervantes. Tal fue la reprimenda que me echó
el cura, que nunca jamás volví a depositar ante ningún sacerdote, mis
intimidades de jovenzuelo. Si aquello constituía un gran pecado, que venga Dios
y lo vea, nunca mejor escrito. Durante mucho tiempo, me hizo sentí fatal.
Se dirá que eran otros tiempos. Yo viví en primera persona,
el trato. Se asomaban por la ventana, y si te cazaban con su visión de águila,
charlando con las niñas de la Inmaculada, sentados en Plaza Ruíz, te hacían
poner las manos extendidas, y te daban tantos palos en las palmas como día
del mes fuese, con una vara de bambú.
Otros tiempos. Ahora…mixtos.
Así, pues, como digo, Vivas es agustino de condición docente.
De ahí que me sorprenda un tanto, tampoco demasiado, que a sus 62 años se haya
puesto a hacer méritos, prácticamente,
también cara a la navidad, con emular a los niños que llevan 3 siglos
cantando: los de San Ildefonso.
Es como querer cambiar de colegio. No creo que sea la edad.
Todavía puede soportar el peso de 317 llaves. Está en plena forma. No es para
menos, con lo bien que le va en ésta aparente democracia. Pensaba que era
profeta en su tierra. Hasta que comprendí, un buen o mal día, que, asimismo,
están los que no lo son.
Aunque lo mío sea formular preguntas a los demás, en ésta
ocasión me interpelo:
-Con tanto viaje a Madrid, ¿estará ensayando-inquiero a Tato-
en la capital del Reino para coger tono o acento de finolis? No vaya a saltar
un gallo del corral controlado.
Una vez existió un alcalde que viajaba tanto a Madrid, se pasaba tanto
tiempo allí, que saqué en su día a la luz pública sobre él que lo que estaba haciendo realmente, era
prepararse unas oposiciones al ministerio de Cultura. Es más, con el dinero que recibía del
ayuntamiento en concepto de gastos de representación, había decidido
unilateralmente comprar en Madrid un
piso y ponerlo a su nombre. Por lo visto, era para ahorrarle dinero al
ayuntamiento. ¡Qué bueno!
A caballo entre solución salomónica y Pilatos. Experto que lo
es en lavarse las manos. Ahora, ha tocado Salomón. Surge un problema, que no
fue para denunciar en juzgado, cuando se sintió supuestamente
coaccionado/amenazado. De no ser por la afamada lista, no nos enteramos de
nada.
Escándalo mayor en anterior ocasión. No fue cesado ipso facto
el protagonista principal del video. Dimitió voluntariamente. Tuvo que haber
sido fulminantemente cesado. De no ser por la Cuatro TV, no nos enteramos del
asunto caliente. Los medios locales, a remolque de la noticia que no interesaba
dar en su debido momento. Luego… claro. ¡Qué remedio!
Salta recientemente el tema del listado, que no logro
terminar de comprender del todo. Es más, nunca se enterará la opinión pública
de nada. Tiempo al tiempo, y enterrarán
un asunto más. Si la exclusiva la hubiese dado el botafumeiro mayor, ¿se habría
armado el mismo revuelo y posteriores consecuencias?
Ante las posibles dudas, ahora dicen que se examinarán los
expedientes uno a uno. Caso por caso. Los requisitos de los que aparecieron en
el listado y los que habían quedado fuera de ella. ¿Se respetará la antigüedad
y otras múltiples circunstancias? Las posibles dudas, es de desear, que no se
terminen resolviendo como siempre: pagando justo por pecadores.
Y pudo más la nueva vocación de Vivas. Y la única voz. Y el
porque yo lo ordeno y mando. Y el yo
guardo las llaves en el fondo del mar, matarile-rile-rile.
Y el bombo sin platillo.
¡Cuánto me gustaría que fuera Vivas quien cantara…los números!
Por lo menos, la causa serviría para complacer esa imperiosa
necesidad del alcalde, que le habrá reverdecido a edad madura.
Hablando de justo. Los ocupantes de Escuelas Prácticas, ¿no
eran okupas? Ah, pero se les da acceso directo. El bombo para la caja de
bombones.
¿Cómo cantaría Vivas los números? Que no me lo pierdo, vamos.
De momento, le daré a la imaginación. Que al trabajo en mi oficio, no le puedo
dar. En un pueblo en el que se paga con gran generosidad a los medios al uso
para que no exista libertad de expresión. ¡Qué viva la fiesta de la sopa de
gansos, y demás!
La pasión de Vivas por los niños de San Ildefonso, sin
parangón. A que me calla, experto en la materia, apareciendo algún día de
entrenador del Real Madrid. Como sienta la inclinación, el próximo problema lo
resuelve organizando partido de su equipo, preferiblemente. O de árbitro. Vaya
usted, a saber. El caso es pitar.
Y, en lugar de tarjeta roja, sacar el bombo más cercano.
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