Por Tato Ferrer
Las musas tienen en común con los gustos de cada uno, las
diferentes formas de percibir el sabor de las cosas. Una paella, mi plato preferido,
me puede saber rica y, sin embargo, parecer fuera de su punto o salada a otro
paladar. Dicho de otra guisa: nunca llueve a satisfacción de todos.
Mi musa particular me inspiró los otros días desde dentro de mis pensamientos con el soplo de que El Príncipe tiene una solución: derribar lo existente en la actualidad y crear una nueva y coqueta barriada bajo diseños de los cánones arquitectónicos_urbanísticos de nuestro país, de España.
La actual parcela “Manzana del Revellín” hizo durante un tiempo de mercado central de Ceuta hasta la finalización de la nueva plaza de abastos. Es decir, establecer un asentamiento poblacional temporal hasta que El Principe tome cuerpo, con obras de veinticuatro horas, dando lugar así a una barriada digna de tal título nobiliario.
Pero, como digo, cada uno tiene su musa; de ahí que tenga que descubrirme ante la genialidad con la que ciertos pensadores se han despachado supongo que a “gusto”. Será el Albaizín de Ceuta. Ni más ni menos. Con musas como esas, sintiéndolo de corazón, las mías pasan a engrosar las filas del paro. Con todo, prefiero vender borregos en las vísperas del Ramadán.
Mi musa particular me inspiró los otros días desde dentro de mis pensamientos con el soplo de que El Príncipe tiene una solución: derribar lo existente en la actualidad y crear una nueva y coqueta barriada bajo diseños de los cánones arquitectónicos_urbanísticos de nuestro país, de España.
La actual parcela “Manzana del Revellín” hizo durante un tiempo de mercado central de Ceuta hasta la finalización de la nueva plaza de abastos. Es decir, establecer un asentamiento poblacional temporal hasta que El Principe tome cuerpo, con obras de veinticuatro horas, dando lugar así a una barriada digna de tal título nobiliario.
Pero, como digo, cada uno tiene su musa; de ahí que tenga que descubrirme ante la genialidad con la que ciertos pensadores se han despachado supongo que a “gusto”. Será el Albaizín de Ceuta. Ni más ni menos. Con musas como esas, sintiéndolo de corazón, las mías pasan a engrosar las filas del paro. Con todo, prefiero vender borregos en las vísperas del Ramadán.