lunes, 23 de diciembre de 2013

El hombre que no pudo brindar en Ceuta... por Navidad

Por Tato Ferrer

No es la primera vez que refiero el caso. Es más, espero que no sea la última.

Si la Navidad es, fuera o fuese,  algo más que hipocresía, la renovación de intenciones, de buenos propósitos, debería ser auténtica. De ahí, mi obligación moral de exponer a la opinión pública, lo ocurrido en Ceuta, allá por el año 2008, precisamente, por estas fechas navideñas.

Ustedes, seguramente, sean  personas pertenecientes al club selecto de los afortunados, y su plus de residencia, inherente al amor por Ceuta, les evite verse en la necesidad de acudir a los Servicios Sociales.

Pero, ese hombre, ese desconocido, no era socio, ni tan siquiera de honor, de los privilegiados. No obstante, y pese a su condición de necesitado extremo, aquella mañana estaba más contento de lo habitual en él. Estaba lleno de júbilo dado que era portador de dos vales facilitados por Servicios Sociales.

 No se trataba, maldita sea, de un décimo agraciado con el gordo, o el flaco. Daba casi igual. La alegría era manifiesta en el rostro de ese ceutí. Los dos vales: uno para la alimentación, el otro, para artículos de perfumería, lejía, etcétera, eran suficientes motivos para que aquel hombre saludara con un sonoro buenos días, a cuantas personas nos encontrábamos, en ese momento, en un supermercado del centro de Ceuta, donde le provocarían asomar el color rojo en su cara de sorprendido.

El vale correspondiente al apartado de alimentación, detalla los artículos y su correspondiente precio. Otro tanto ocurre, con el de productos de lejía y demás. Ambos vales, indican, asimismo, el lugar en el cual se deben efectuar las compras.

Al llegar hasta la cajera, aquel hombre, entre las cosas que había cogido de las estanterías del supermercado, depósito una botella de sidra. Al ver la botella, la cajera se dirigió hacia el hombre y se produjo la siguiente conversación:

-Cajera.-  ¿Dónde va usted con una botella de sidra?
-Desconocido.- Verá de mi listado he eliminado un artículo, y por el mismo precio, he decidido coger una botella de sidra.
-Cajera.- De eso nada. Si todo el mundo hace como usted, pues...
- Desconocido.- Estamos en Navidad y...
-Cajera.- Ni Navidad ni nada. No se puede cambiar ningún artículo. Se tiene que limitar a llevarse los productos reflejados en la lista.
Aquel hombre, ese desconocido, no pudo brindar en el 2008, en Ceuta, por Navidad. El control sobre el pobre, funcionó.

Ni personal, ni profesionalmente, creo que ese exceso de celo de la cajera viniera impuesto por los trabajadores (as) de los Servicios Sociales.

Soy de la opinión que más bien la actitud de la cajera se debiera a un comportamiento aislado. Es el ambiente que algunas personas, de mala voluntad, aplican con los humildes. Se les trata con mano dura, cuando necesitan comprensión y cariño.

Los humildes no son quienes han saqueado los fondos públicos.
El control de los más necesitados, es el descontrol de políticos, ex vicario, sindicatos, bancos, cajas, sociedades y empresas privadas,  a las sombras de los ayuntamientos, y demás organismos susceptibles de meter la mano, mejor escrito, las manos.

Los humildes no son quienes presumen de ganar con este o aquel alcalde más dinero que con nadie y, luego, para detalles de Roberto Carlos, emulan a cierto experto local de grabaciones, en compañía de sus amigos ricos y abogado. Y el pueblo se hace verdad, antes del milagro de la Navidad.

Canta Jorge Cafrune: "No es vergüenza ser pobre. Más es vergüenza ser ladrón".

Resulta tan difícil ser pobre en Ceuta, observando el ritmo de vida de tantos venidos a nuevos ricos serios que no son controlados...

Ni por Navidad.

4 comentarios:

  1. Pienso lo mismo, los que han creado la crisis han sido los políticos...no creo que haya que hacer un control tan grande sobre el pobre. La cajera fue un poco antipática, aunque puede ser que no le den poco margen para poder hacer eso, ya se sabe como son algunos empresarios.

    ¡Buen artículo!

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  2. Yo he sido cajera de supermercado muchos años y estoy segura de que si le hubiese cambiado a este señor un producto de la lista por una botella de cava de la bronca de mi jefe no me libra ni Santa Claus, así que comprendo a la cajera que pobre chica "es solo una mandá" de todos modos en el ticket de compra vienen detallados los artículos que se están comprando y eso se lo tienen que pagar los servicios sociales al supermercado y si no se lo pagan seguramente terminaría pagándolo la cajera....... y en mi humilde opinión creo que este señor no estaría tan necesitado cuando cambia artículos de comida por cava, quien tiene necesidad no lo cambia, hace años cuando yo trabajaba en el super.. vino un hombre pidiendo, y mi jefe me dijo "niña, hazle un bocadillo a este hombre", el hombre se sentó en los escalones a comerse el bocadillo y nunca se me olvidara con las ganas que se lo estaba comiendo, nunca había visto a nadie comer con tantas ganas y le dije a un compañero hazle otro bocadillo , este lo pago yo, le lleve al hombre el bocadillo y un zumo y jamás se me olvidaran los ojos de ese hombre dándome las gracias, para mi sigue teniendo mas valor esa mirada que lo que yo le había dado.
    Supongo que desde que soy "Maruja" valoro las cosas de otra manera o cuando estas rodeada de gente que lo esta pasando realmente muy mal, mi vecina me llamó un día y me dijo "Reme, ¿tienes un poco de pan para darme, aunque sea duro ? se me cayó el alma a los pie y un plato de comida se le puede dar a cualquiera, unos meses después me llamo y me preguntó:
    "Reme, ¿quieres un paquete de macarrones?
    yo le dije: "¿que si tengo? -yo lo había oído bien pero como no estaba acostumbrada a que ella estuviera como para dar algo....
    y me dice : No, que si quieres, es que he ido al banco de alimentos y como me han dado dos paquetes es para darte uno a ti..............
    Me dejó sin palabras y se me caían dos lagrimones "como platos" ,que una persona que tiene poco, de lo poco que tiene, te dé la mitad, eso es para mi algo que tiene un valor ¿incalculable?
    A veces los pequeños gestos son recompensados por creces, en detalles que te hacen sentir mas rica que el mismísimo Amancio Ortega.


    PD: recordando todo esto se me ha venido a la cabeza una vez que un amigo tuvo que dejar el reloj en una gasolinera porque no tenia dinero para pagar la gasolina y también se me ha venido la imagen de una caja enorme de "mantecaos",.... a veces la memoria es caprichosa, no recuerdo lo que comí ayer pero también recuerdo a un amigo probándose algo en casa de mi hermana, o andando por la montaña, con mucho frio, ¡con una ventolera! de noche y solo con la luz de una linterna y con una bolsa con agua destilada y agua fuerte ¡para mover una puñetera antena!!
    ..........Y una vez mas pido disculpas por no saber escribir tan bien como tu.

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  3. ¡Bonito comentario! Tan real como la vida misma...

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Gracias por su comentario