Por Tato Ferrer
“A los parados hay que decirles la verdad”.
Así lo ha afirmado el alcalde Vivas. Es, pues, contundente frase por
la que hay que gritar vivas sonoros. Podemos estar tranquilos los del gremio. Al fin, ha aparecido
alguien lo suficientemente honesto como para no andarse con paños calientes.
Ya era hora de que, desde el poder político, se iluminara el camino con adagio tan sabio y
que dice tanto en sus buenos propósitos de intenciones.
Claro
que, no es ni la primera ni la única
perla con la que nos ha obsequiado, a lo largo de tantos años como lleva de
sacrificio, por mor de éste pueblo con tantas cuitas diarias.
Brillante aquella teoría que desarrolló en su día, según la
cual, el ayuntamiento gastando más, ahorraba. En boca de todo un economista,
tal pronunciamiento, me pareció de lo más ilustrativo y docente.
En otras
fechas, allá por mi año 55, desde la Delegación del Gobierno,
el antecesor en el cargo del actual populisto, un socialisto, se despachó a gusto con los parásitos
laborales de la ciudad, desarrollando su versión peculiar de cómo resolver el problemón del desempleo.