Vivas por la Universidad de Ceuta - Primera parte –

Por Tato Ferrer 

 Por supuesto que, de entrada y de salida, tengo que reconocer, con enorme satisfacción, que la noticia de la inauguración de la universidad en nuestra reserva africana, supone un evento histórico sin parangón.

  

Ahora bien, esto no es óbice para opinar que tal acontecimiento, debió de haber ocurrido hace ya muchas fechas cumplidas en el calendario de los abandonos para con una tierra fértil.

Aunque su caldo de cultivo esté en régimen de monopolio en su explotación. Que tan sólo sea para el enriquecimiento de unos cuantos sapiens que, a falta de tan necesitada y añorada universidad, se diplomaron, obtuvieron sus licenciaturas, con tesina incluida, allá, por el  paraje de Benzú Beach, por detrás de la cueva del atrasado y primitivo neardental, en isla Perejil.

Ni más ni menos. Con título expedido en la cuna de la sabiduría, no hay puerta que se resista, que no se abra.

Alumnos aventajados, eruditos, en el arte y oficio, del chupeteo. Hasta se dice por Paseo Palmeras (hoy conocida como calle muerta porque se la cargaron con todo tipo de despropósitos), que abandonaron tan afamada escuela internacional, cuando las cabras se quedaron sin leche.

De ahí, el monumental cabreo. Bueno, con decir que hasta los grises se vieron en la necesidad de intervenir, dado que esos sapiens llegaron incluso a mostrar sus  malvadas intenciones, al pretender comerse con perejil a los pobres animales.

Encima, que habían sido alimentados por ellas. Que lo de Rómulo y Remo, todo un detalle  de máximo respeto hacia la loba que los amamantó. Nuestros sapiens no conocen de principios. Profesionales del contrabando salvaje. Ese es su verdadero nombre. No el de comercio atípico, refinada definición para todo un economista.

                                                            Ceuta vive y da vida

Eufemismos aparte. Desde hace unos años, el pequeño contrabando, el menudeo diario, no supone el fin del mundo. Ceuta vive y da vida, a su vez, a más de 30.000 familias marroquíes. Como Gibraltar lo hace con igual número de españoles, que no tendrían que llevarse a la boca, de no ser por esos ingresos.

Pero ellos, esos sapiens con nombres y apellidos, no estaban por labor del pequeño contrabando. Les importaba un pimiento el cáncer que tal actividad producía en la economía de Marruecos. Con el agravante, además, que los pingües beneficios obtenidos  por dicha vía, nunca repercutieron en Ceuta. No se invirtieron aquí. Si una mínima parte de ese dinero, negro o blanco,  hubiese sido motor de la economía local, hoy en día Ceuta contaría con una infraestructura de algún tipo, en lugar de carecer de industrias propias. Se adolece de un tejido competitivo. Sectores como el turismo, y otros muchos de los que iré hablando, son un rosario de ceros.

La total falta de gestión hacía políticas locales de inversiones encaminadas a la creación de puestos de trabajo de manera y forma masiva, hace que los parados consolemos nuestras penas con la posibilidad de hacer caso a ese delegado del Gobierno socialisto que, en un alarde de desfachatez, nos dijo a los ceutíes que si no encontrábamos trabajo en Ceuta, pues nada, a hacer las maletas, y a coger el barco.

                                                              Apellidos

No ha sido el único que se ha caracterizado por las perlas.

Existen apellidos que son un tanto gracioso en su contexto. Como el de ese delegado populisto del Gobierno, que vino en plan de aguerrido caballero cruzado, a acabar con los males de la inseguridad ciudadana y demás historias del narcotráfico. Aunque para ello,  se viera en la tesitura de blandir la espada contraria al imperio de la ley.

Fue tal su osadía, que quiso llevarse por delante, en su batallita campal, montada en plan de los tiempos de aquí mando yo, al juez decano, Fernando Tesón.

Claro que, al estar instalado en una falsa democracia, tampoco necesitó mucha imaginación para llegar hasta el extremo de montar una operación de descrédito total y absoluto, de falsedades graves e irreparables, hacia el prestigio profesional ganado a pulso, después de muchos años de trabajo en la ciudad, del juez que demandó justicia en Ceuta.

Condenado el que fuera delegado populisto del Gobierno en la ciudad, junto a otros. El alcalde tuvo que declarar en el mismo. Sus palabras, pronunciadas sin ambages, con total contundencia, en el juicio oral, fueron:

-El magistrado Tesón –manifestó Vivas- tiene y cuenta en su haber profesional, con una buena, por ganada, reputación.

 

Por cierto, ¿en qué puerto recaló su hijo?

Estaban tan en sintonía, que no se separaban ni a sol ni a sombra. Fueron bautizados popularmente con el apodo de "las torres gemelas". Una de ellas, cayó por suerte.

El Partido Populisto, que se acaba de inventar el rollo ese de la transparencia, no podrá  decir que se pueda apuntar tanto alguno cesando, en su día, de manera fulminante, a su delegado del Gobierno, antes de las elecciones generales.  

           ¿Saneó el PP el despacho del titular de la Plaza Reyes?

    

La justicia, a instancias del juez alegre y gratuitamente enmierdado, puso a cada uno de los penalmente implicados e inculpados, en su correspondiente sitio de sombras.

¿Es aplicable el efecto dominó a unas torres, o sólo es válido para las fichas del juego de mesa?

                                                      Más sobre los apellidos

Secretario general de la Delegación del Gobierno. Básicamente, ocupó el cargo de Subdelegado. El ala democrática, que también existió en Ceuta, en la Transición, de la UCD, de Adolfo Suárez, visitante de Ceuta, junto a José Luís Rodríguez Zapatero, en calidad de presidentes, utilizó la fórmula del ascenso de categoría, para conseguir el objetivo de quitarlo de nuestra ciudad, como cargo responsable local, siendo destinado a Madrid.

Antes de proseguir con el relato, no puedo dejar de reseñar que si no es gracias al tan criticado Zapatero, el rey no visita Ceuta, ni de cacería. Con la de pajaritos que tenemos los Ferrer Peña, en Calamocarro.

Es, precisamente, de los apellidos que acabo de mencionar, sobre lo que voy a seguir escribiendo, antes de que puedan expoliar también internet. Me daré prisa, por si acaso.

 A ambos nos hacían la misma pregunta. A los dos nos inquirían si éramos hermanos. Si el subdelegado del Gobierno era mi hermano. Al subdelegado, si el director de "El Faro"...

Dentro de mi anecdotario periodístico profesional, tengo que reconocer que, en más de una  ocasión, la coincidencia de apellidos, me vino estupendamente para obtener información. Nunca suplante. Me limitaba a dar mi nombre y apellidos, y en calidad de que iba o llamaba. Pero, era tanto el miedo, terror, pánico, el que se le profesaba, que la gente, nada más oír los apellidos, se confundían, y facilitaban mi labor.

Ocurre que, Ramón María Ferrer Peña, que no era ni la oveja negra de mi familia, en cierta ocasión, ofreció en el Parador La Muralla, una comida de despedida a dos directores provinciales, en la que hizo gala de su morro de barriada, entre otros atributos.

- Están de enhorabuena -manifestó en su discurso el subdelegado, Ramón María Ferrer Peña- porque se marchan de Ceuta.

                                                                   !Manda narices!

Así pues, retomando el hilo conductor, el hecho de que Ceuta cuente con una universidad, a esta altura de los conocimientos, que se produzca en fecha tan tardía, es como para correr a gorrazos a todos y cada uno de los dirigentes que han pasado por ese poder llamado político, con relación a los intereses de Ceuta.

Un poco más, y la institución educativa, hubiera desaparecido del mapa. En la era internet, el asistir a clase tiene sus días contados. No obstante, más vale tarde que nunca. Sonoros vivas. Y pitos...al mismo tiempo.

Que se haya sufrido por tanto tiempo la carencia de una universidad cuando, hasta por ejemplo Jerez, que era una ciudad mediana hace unos 30 años, cercana a Sevilla y Cádiz, inauguró universidad.

Ni que decir tiene la densidad de población que, en el transcurso de estos años, ha experimentado la ciudad del alcalde que, en su día, se hizo popular por decir que: " la justicia española es un cachondeo".

Pero, no he tomado a Jerez como referencia aleatoria. Es una ciudad situada a escaso tiempo de minutos entre dos grandes capitales andaluzas. Por lo que la ausencia de una universidad, no constituía per se un mal de consideración extrema. Sin embargo, los jerezanos quisieron hacer bueno esa magistral frase que, ya en mis tiempos de estudiante (!también ha llovido!) aparecía pintada, a tamaño de mural, en las paredes de las aulas de las facultades de la Complutense:

                         - !No sobran alumnos...faltan universidades!