Por Tato Ferrer
De ahí y de aquí que haya pasado en la feria unos ratos. Ni mi compañera inseparable ni mis “pulgas”, pues, se merecen ser esclavos, vivir mis servidumbres, bajo ningún concepto, más de lo estrictamente razonable.
La actual feria dista distancia de aquella espléndida que teníamos los ceutíes en los terrenos ganados al mar en la zona del puerto donde está
Las casetas se situaban en la zona donde ahora se ubican supermercados y concesionarios de vehículos. Las atracciones, en frente, a la otra parte, en la enorme explanada ganada al mar.
Aquella era una feria y no la que tenemos ahora “presionada” y dispuesta con un calzador. Es una feria a escala reducida en proporción a nuestro pequeño mar. Todo pequeño en esta comunidad de bolsillo descosido.