Librada, Lita, ha estado junto a mis hijos de manera inseparable, muchos años. Yo, en mi papel de padre, también fracasé.
Mi vida personal ha estado muy condicionada por la profesional, de siempre. Si se pierde la estabilidad profesional, la personal se va al traste. La una y la otra son una misma cosa. Dos caras de una misma moneda.
En la magnífica película “Gladiador” se plasma una escena brillante por su contenido de fondo. Marco Aurelio, al tiempo que abraza a su hijo Cómodo, le dice:
-Tus defectos como hijo –le señala el César- son mi fracaso como padre
Yo estuve en otras aventuras, en otras expediciones, fuera de mi añorada reserva africana, dentro de mi campo profesional, pero lo hice estando “tocado y hundido”.
Nunca llegué a superar en mi interior del todo la “sorpresa” de la “operación regalo de Navidad”.
Había entregado en mi “navegar” por las aguas de nuestro pequeño Estrecho, hasta mi libertad. La misma que me arrebataron salvajemente desde
Los poderes públicos se “aliaron” para meterme en la cárcel de los Rosales, siendo detenido y encarcelado de forma ilegal. Corría el año 82 y ya era democracia en la península.