martes, 1 de mayo de 2007

Los piratas del Perejil

Por Tato Ferrer

La abuela materna de mis hijos, Librada Coloma, de 82 años, está “pocha”.

Librada, Lita, ha estado junto a mis hijos de manera inseparable, muchos años. Yo, en mi papel de padre, también fracasé.


Mi vida personal ha estado muy condicionada por la profesional, de siempre. Si se pierde la estabilidad profesional, la personal se va al traste. La una y la otra son una misma cosa. Dos caras de una misma moneda.


En la magnífica película “Gladiador” se plasma una escena brillante por su contenido de fondo. Marco Aurelio, al tiempo que abraza a su hijo Cómodo, le dice:


-Tus defectos como hijo –le señala el César- son mi fracaso como padre


Yo estuve en otras aventuras, en otras expediciones, fuera de mi añorada reserva africana, dentro de mi campo profesional, pero lo hice estando “tocado y hundido”.


Nunca llegué a superar en mi interior del todo la “sorpresa” de la “operación regalo de Navidad”.


Había entregado en mi “navegar” por las aguas de nuestro pequeño Estrecho, hasta mi libertad. La misma que me arrebataron salvajemente desde la Delegación del Gobierno de Ceuta, un juez reunido con el alcalde y el titular de la institución; todos ellos “tomando la decisión” en el organismo de la Plaza de los Reyes.


Los poderes públicos se “aliaron” para meterme en la cárcel de los Rosales, siendo detenido y encarcelado de forma ilegal. Corría el año 82 y ya era democracia en la península.



El barco democrático para Ceuta todavía no había salido desde Algeciras, dado que estaban temerosos de que con motivo de las críticas, se pudieran quedar sin el chollo del monopolio.


Para nada les interesaba escuchar que la travesía más corta del mundo se pagaba como la más cara. A precio de oro. Encima, subvencionadas las compañías marítimas con presupuestos del Estado. ¡Vaya sangría!


Se conculcó abiertamente la independencia de los poderes ejecutivo y judicial, su necesaria por obligada división, y aquí el único perjudicado de forma grave y “definitiva”, fue este “perro con pulgas”.


A aquel juez no le pasó absolutamente nada por tal asunto; ni por pretender obligarme a revelar mi fuente de información, faltar al secreto profesional, aunque yo mintiera de puro miedo, a mi salida de la cárcel, diciendo que no había sido así.


Ese juez no acabó bien sus días profesionales, pero en absoluto fue por su actuación para con este periodista. A mi si que me “incapacitaron” sin necesidad de tener que pasar por el Tribunal Superior de Justicia. La Justicia pasó olímpicamente de abrirle un oportuno expediente sancionador.


Ese juez tuvo el aplomo de manifestar en público que me había metido entre rejas para que reflexionara. Ya me podía haber enviado, puestos a meditar, al hotel La Muralla, para ejemplo de los buenos.


Al alcalde, tampoco le ocurrió nada. Al delegado del Gobierno, harina del mismo costal.


Por el contrario, yo me sentí trastocado y psicológicamente afectado para los restos por aquella situación injusta por arbitraria.


Me detuvieron e ingresaron en prisión sin comunicarme el motivo. Eso es ilegal, qué narices.


No sólo hundieron mi “barco de papel”. Hundieron a toda una familia. Hundieron, asimismo, la oportunidad más contrastada de todo un proyecto de independencia, de pluralidad, y de servicio vocacional y decidida apuesta por la gente necesitada de ser escuchados para exponer sus cotidianos problemas.


Fueran los mismos de gran importancia o pequeños. Si alguien venía al “barco de papel” con una inquietud, siempre tuvo oportunidad de contar a la opinión pública ceutí aquello que le preocupaba. Si estaba afectado por alguna cuestión, su historia, personal o no, tenía que ser contada para convertirla en un problema común, compartido.


Si alguien narra algo al periodista, normalmente es por alguna razón que le supera en sus propias motivaciones. Es la necesidad que tenemos todos de compartir con los demás nuestros sinsabores.


Para mí siempre fueron interesantes los grandes y los pequeños detalles de las vidas y circunstancias de los ciudadanos ceutíes, destinatarios en definitiva, de la labor, la función, del profesional de la información. Cuando mi querido padre Joaquín me visitó en la cárcel recuerdo que, con lágrimas en los ojos, me inquirió a través de los orificios del cristal-mampara por la que comunicaba conmigo:


¡Hijo!: ¿vale la pena?


Como si el ayer fuera hoy, recuerdo cuál fue mi respuesta:


-¡Padre!, ya verás como en Ceuta la democracia irá cogiendo “cuerpo”. Dame más tiempo; sigue permitiéndome capitanear tu “barco de papel”, como hasta ahora. Por todo esto que está pasando, no me quites el timón, aún no. Sigue concediéndome tu máxima confianza. Ceuta también tiene que llegar a ser, a convertirse, en una ciudad democrática como el resto de ciudades españolas. Que Ceuta sea también democrática no debe ser un ideal, sino una normalidad.


Desde que mi querido padre fue a la cárcel a verme, siendo aparentemente el mismo, ya nunca jamás volvería a ser como era antes de mi ingreso en prisión.


Los rosales clavaron sus espinas en el corazón de mi querido progenitor, mi querido padre Joaquín. Los rosales perfumados me confundieron con sus aromas embriagadores.


No me permitieron “oler” otras “pistas” que irían apareciendo en el ambiente, de manera sutil. Las espinas serían con el devenir como puñaladas por la espalda, traicioneras. Como esas que acabaron con la vida del gran Julio César.


Esa manifiesta debilidad de mi querido padre Joaquín, fue debidamente aprovechada por los “cazadores” furtivos de la jungla.


Se prepararon redes y colocaron trampas a lo largo y ancho de los senderos. Era cuestión de tiempo. La caza estaba madurada. “Alea iacta est”.


A los que tienen dinero les sobra la calderilla que llevan en sus bolsillos sin fondo, más la paciencia suficiente y necesaria para “abatir” a la presa seleccionada en la temporada mayor por los expertos “depredadores”.


Dinero y paciencia. ¡Todo un lujo!


El segundo caballo de Troya utilizado se retira.


¿Al Retiro de Madrid? ¿Al desierto del Sáhara? ¿Vecino, pues?


Es de desear que no se vaya de ronda porque las rondas son malas y se acaba por llorar.


Que con la familia del “hombre santo” Antonio López Sánchez-Prado no se haya tenido ningún tipo de ayuda económica, es del todo lamentable por penoso.


Mucha calle equivocada, mucha escultura de cuerpo entero, mucho congreso de periodismo, o lo que sea, mucha estampita, pero…de ayudar a su familia con dinero sonante y constante de ese que permite comer, eso sería un derroche. ¡Qué pueblo el mío! Que no se sea solidario con la víctima de la “mirada hacía otro lado”, Francisco Silva, es no menos gratificante. ¡Pobre hombre! ¡Es tan buena gente!


Que con mi familia, la familia Ferrer Peña, se haya abusado hasta la saciedad, es de juzgado de guardia, con el dinero suficiente para aclarar lo que está más oscuro que la luz cegadora.


Pero, para alguien que tan sólo estuvo en Ceuta en su calidad de delegado de Comercio, y se le cesó y se le suspendió de empleo y sueldo durante un año, por avisar, por advertirnos a los ceutíes, que la entrada de España en la Comunidad Económica Europea, iba a suponer un duro revés económico; así como la anunciada apertura de la Verja de Gibraltar, con la aparición en el horizonte de un competidor mejor situado que nosotros estratégica y geográficamente, una especie de puntilla definitiva al monocultivo comercial del bazar, de los paraguas y de las bolas de queso…es, asimismo, de una falta de conciencia tal que me duele porque ya, a estas alturas de mi vida, lo único que me quedan son sentimientos encontrados. Amor y odio.


Ahora, la mayoría son de odio. Enorme odio por el daño recibido. Odio a este pueblo mío con todas mis fuerzas. Ojala que los ceutíes de pro la amen proporcionalmente tanto como a mi me produce desencanto.


¿Quién cesó al valiente Antonio Ferrandis? ¿Quizás fue usted, amable lector? ¿Es qué no fue nadie? ¿A ver si va a resultar al final que fue este “mono guapo”?


¿Es qué este pueblo (¿) ha perdido su memoria? ¿Es qué cosas como éstas y tantas otras pueden ocurrir tan alegremente?


Antonio Ferrandis, se quedó sin sueldo, sin empleo, sin poder darle de comer a sus hijos, por “alertarnos” a los ceutíes de un cambio en el panorama internacional con graves consecuencias para el comercio de la ciudad.


Dicen que el que advierte no es traidor. Lo que parece una gran virtud, en Ceuta lo convertimos en un gran defecto.


Y a quien ha ido por la vida como ha ido, se le encumbra hasta la Clase-C.


Todo un lujo que intervino descaradamente como uno de los participantes en el entresijo- tramado-entramado de la “operación regalo de Navidad”.


Antes del “regalo” probaron “suerte” en Hadú.


Las casualidades no existirán pero los técnicos de Barcelona para montar medios de comunicación se pusieron en contacto “puntual” y “precisamente” con el segundo caballo de Troya.


Se realizó, ese contacto de compras de máquinas para montar un periódico al que aludo de forma concreta, con la Casa Rodolfo Fuhrmann, empresa sita en la calle Brusi 20, de la capital de Cataluña.


Aquel que definió, de forma pública, mi periodismo arriesgado, independiente, crítico, plural, comprometido con el pueblo sencillo, como de: TERRORISMO MORAL.


Ahí queda eso dicho como si tal cosa. Soy, pues, un terrorista moral.


Encima, con mi mala fortuna, de que con este dominguero nadie, ningún presidente del gobierno, ha iniciado nunca ningún tipo de “proceso”.


Aquel que mantuvo conmigo una discusión porque era de la opinión de que Ceuta solamente podía ser autonomía como parte integrante de Andalucía.


Para este “mudo” no existía más posibilidad que la apuntada. De esa otra posibilidad, nada de nada.


De ser Ceuta comunidad autónoma per se, ni que hablar de ello.


Yo perdí oportunidad desaprovechada en la Plaza de África, cuando el líder de la Oposición estuvo en la misma hablando de todo, menos de ese deseado boicot al grupito.


El gili-político-“rubio” tampoco supo aprovechar la ocasión en ese pleno para decir lo que no podría por eso de tener la nariz “tapada” por esas pinzas de tender la ropa. La lengua la tendría “mojada” por la saliva tragada ante tanto que “tragar”. Pobrecito.


El caballo de Troya pudo pasar a “escena”, sin oposición alguna, sin nada que objetar por el respetable público.


Lo que son las cosas. Y habrá estado donde ha estado, tan ricamente, tan tranquilamente.


¡Cuánto daño me han hecho los que todavía van de lo que van!


En su despedida nada dice, qué mala sombra, sobre su final situación de retirada de la “vida mundana” y sus múltiples intervenciones intervenidas.


Seguramente que habrá quedado como se merece tan alto servidor de servidores.


Las penurias para el terrorista, no te fastidia.


¡Terrorismo moral!


He vuelto a escribir. ¡Albricias! Escribo, además, en un periódico, cuya cabecera me produce tanto respeto, pese a todo, que no soy capaz de unirme, aunque fuera desde otra tribuna, al coro de magistral interpretación en sus cándidos cánticos de loas de los del símbolo del Hacho; aún mis muy precarias y difíciles circunstancias personales respecto al modus vivendi.


Si tengo que volver a la calle del despido, este humilde y modesto colaborador, lo hará en la tranquilidad de conciencia de que cuando volvió a tener oportunidad de expresión en esta su tierra, para bien o para mal, fue otra vez para, de nuevo, ponerse al servicio de la gente que espera de este periodista independiente, al menos, un poco de aire fresco.


Lo ideal sería el acondicionado con el calor apretando de lo lindo, pero mientras los demócratas no terminen de comprender lo que no les interesa entender, aportaré con mi vieja pluma, lo que pueda poner de mi parte.


Un poco de crítica, cariño, mucho sentimiento sincero, profundo, y auténtico, en este espacio semanal de sosegado encuentro en el que salimos a pasear con el entrañable 600 dominguero.


La abuela de mis hijos, mi ex suegra, es la viuda de Manuel Amador Bracho, comerciante de la ciudad, que en paz descanse. Hermano de la mejor pluma costumbrista ceutí, Joaquín Amador, Quinin; uno de mis más brillantes colaboradores en su día del “barco de papel”. Que la paz sea también con el entrañable Quinin, por supuesto.


Enfermedades puñeteras llaman a mi puerta. En uno de los artículos anteriores “pedí” a mi querido padre Joaquín su intervención por si “mediaba” ante el Ser Único y Universal por si quería “llevarme” con él.


Con mi carácter de Sagitario las bromas forman parte de mi personalidad. Me paso el día gastando bromas; algunas reconozco que son pesadas. Con todo, si alguien no me las acepta como tal, es que le pongo la cruz para los restos. Se me queda atravesado y no le vuelvo a perdonar su falta de comprensión para con mi desarrollado sentido del humor. Es mi forma de ser y carácter egoísta.


Cuando escribí lo anterior, no estaba de bromas. Fue en serio. Ahora bien, que sea, por así decirlo, de “una vez”. No con malos rollos molestos.


Que si ácido úrico. Que si descalcificación con salidas de espolones. Que si reuma…


Me duelen mis nuevos males que me han dado la cara a un mismo tiempo. Con unanimidad de acuerdo.


Más me duele la pregunta de mi inseparable compañera que me pregunta qué es lo que han querido decirme en la Seguridad Social con eso de que soy un “prestatario sin recursos económicos”.


Me duele mi condición de “perro con pulgas”; tanto como que los vividores de mi selva imaginaria sean millonarios con un estilo de vida insultante dado que han hecho de la democracia local su jungla particular.


Pero, contrariamente a uno, caminan por los senderos con el mayor de los cinismos pretendiendo engañar a los bobos.


Esperan que nos creamos que esta “tierra de ellos” no es una reserva particular, sino una “isla paradisíaca”.


Por lo visto son de la opinión de que los piratas sólo viven en el Caribe.


O en la Isla del Perejil, me permito añadir.


En compañía de las cabras y, de tarde en tarde, de la tontita, ya quisiera uno ser la mitad de tontito, de TVE, Carmen Sevilla, que lleva a pastar hasta allí a sus borreguitos blancos y adorables.


Con tal reparto de personajes ilustres en el escenario de la isla solitaria, no es de extrañar que la guerra entre España y Marruecos, estuviese a punto de estallar por culpa de que llegó a faltar un poco de perejil con la que acompañar los platos de las comidas del mediodía en su dieta tradicional típicamente mediterránea.


Algo tan insignificante desde el punto de vista del erudito hombre Neardental, sin llegar a ser el Homo Sapiens, fue la chispa, el detonante, la gota que colmó el vaso de la paciencia, estando el conflicto bélico a punto de producirse, entre países que aparte de vecinos, tendrían que ser en su realidad verdaderos hermanos.


Lo que en la práctica no ocurre, ni de lejos.


Se desató, pues, la tensión contenida por acumulada, y ahí sigue la pobre isla sin que nadie sepa a ciencia cierta todavía si es de España, de Marruecos, de Carmen Sevilla, de las cabras, o del perejil de San Pancracio.


Vamos, que habrá que consultar con los oráculos.


Por supuesto que los piratas no están excesivamente preocupados por pasar allí mucho tiempo.


Como ocurre con los pobres negros en Ceuta. Sólo quieren estar aquí el tiempo necesario y suficiente para saltar a otros lugares de acogida. De nuestra reserva quieren salir corriendo. Parece que están hasta las mismas narices de seguir pisando territorio africano, que no comanche como se creen los de la izquierda ceutí venida a su raquítica expresión de tandem, o de duo dinámico.


El justo y necesario para hacer la digestión es el tiempo que quieren permanecer en la isla los piratas. Su territorio de saqueo no se encuentra precisamente en la isla despoblada de tesoros incluso antes de que las ballenas desaparecieran de aquel hermoso paraje que se pierde, para su desgracia, la Mujer Muerta.

Aho
ra Muerta; antes Dormida. En cualquiera de los dos casos, ausente en su contemplación del maravilloso entorno.


Puede que esa “Mujer” antes de dormirse, antes de morir, sí que contemplara con cierto entusiasmo a las ballenas que “pasearan” por allí enamoradas a la luz de la luna llena.


Pudo costar otra maldita guerra y nadie ha sido para definir todavía el posible uso del islote.


Sería precioso organizar excursiones turísticas. Pienso que sería un buen reclamo de explotación para los ceutíes. El bonito barco “El Desnarigado” podría desarrollar un circuito de paseo y visita a la espléndida isla.


De no ser viable desarrollar ningún tipo de actividad, que se la den a Marruecos y tan tranquilamente.


Lo que es del todo estúpido es que España tenga que estar obligada a vigilar las 24 horas una piedra que no le sirve ni para el mechero.


O le damos los españoles algún uso o que, por lo menos, se dicten unas normas que obliguen a los piratas a pasar más tiempo en la misma haciendo dieta obligada a base de perejil.


Que todo no va a ser pasarse los días y las noches, de forma ininterrumpida, cuales farmacias de guardia, saqueando.


Este “mono guapo” no puede tomar en adelante ni carnes rojas (¡las comunistas!), ni alcohol, ni tomate, ni mariscos (¿qué es eso?), ni embutidos (¡te echo tanto de menos salchichón!), ni…frutos secos (¡cómo añoro comer pipas saladas!).


Ni en las radiografías que me han realizado, ni en los análisis de sangre practicados, me aparecen, sorprendentemente, nada sobre saqueos, ni expolios, ni de haber usado convenientemente “el barco de papel” para un enriquecimiento personal, cuando tuve oportunidad.


Duele tener una vida interior triste por amargada.


Duele, mucho más, que los nuevos ricos, muchos de ellos, lo hayan hecho sobre comportamientos y actitudes que no superarían la prueba del algodón.


Duele, sobre todo, la incomprensión de un pueblo.


Duele, ya lo creo, que los ceutíes de pro, los que tanto aman a esta selva de miniatura, no expidan unos certificados en los que plasmaran su voluntad de ser enterrados en Ceuta.


Mucho ceutismo por sus bocas llenas de pingües beneficios, pero a la hora de darle la patada al balón de la Agrupación, son los primeros en chutar fuera de la ciudad.


Duele, me duele tanto, la mirada silenciosa de mis más cercanos familiares, a los que conduje en mí navegar ilusionado contra los acantilados, sin que lo pretendiera. Ese no fue mi propósito, aunque se me advirtiera por activa y pasiva.


¿Cómo puedo pedir perdón a mis hermanos? ¿Y a mis hijos?


¿Cómo puedo decirles, sin que se enteren, a mis hermanos y a mis hijos que si volviera a nacer repetiría el mismo error?


Tomaría la misma carta de navegación. El mismo rumbo. Sin necesidad de que nadie me lo pidiese.


Ni he aprendido, ni quiero aprender a vivir sin dignidad profesional, sin principios éticos. Mejor, estar deprimido, caminar desconfiado con mis “pulgas”, pero ir con la cabeza alta, bien arriba, por encima de tanto hijo de “chupador” como pululan mariposeando siempre detrás del rico néctar.


Pero, ¿quién se queda aquí? Se me olvidaba: las palomas y las gaviotas, que tampoco andan escasas.


También, se me iba de la cabeza llena de pajaritos, qué remedio, entre tanto ganado existe un ceutí al que aprecio, el cual en sus tiendas, San Pablo, exhibe unas enormes fotos de Ceuta con las siguientes leyendas:


- “Ceuta es mi tierra; aquí nací, aquí quisiera morir”. “Es un orgullo ser de Ceuta. Vivir aquí es un placer”.


Es como si quisieran que los cazadores legales no estuvieran reunidos en un mismo “coto de caza-entretenimiento-distracción”, sin hacer daño a nadie. La Sociedad de Tiro de Ceuta, después de 50 años de existencia, dejó de funcionar el pasado mes de abril. Pero, ¿por qué?


El próximo domingo si ustedes tienen a bien acompañarme, y si Dios así lo quiere también, tendré la oportunidad de desarrollar este tema que me apasiona en especial porque trata de un asunto muy en línea con mi reserva africana.


La Sociedad de Tiro de Ceuta está clausurada. Sólo se “permite” la caza furtiva…


Pero no seré yo quien lo advierta. A Ferrandis se le dejó sin comer por avisar. Conmigo no sé qué podrían volver a hacerme los ceutíes de pro y de proa enfilada por afilada.


Por cierto, y como punto y final, me llega una noticia alarmante por preocupante, de confirmarse los extremos en la que la conozco, sobre que en el colegio de las Puertas del Campo, Mare Nostrum, ha existido algún tipo de “amenaza” por parte de las gaviotas.


Quiero contrastar la noticia y me voy hasta el centro docente de Primaria, niños hasta la edad de 11 años, y entrevisto a la Jefa de Estudios, Ana Beltrán García, quien me cuenta lo siguiente:


- Un día esporádico, –narra a El Pueblo la profesora Ana Beltrán-, aislado, las gaviotas que se sitúan normalmente en lo alto de un tejado por encima del patio de recreo, se lanzaron hacía los bocadillos de los niños que los habían depositado en el suelo en un mismo lugar. En ese momento –añade la Jefa de Estudios del Mare Nostrum- no había ningún niño que pudiera correr ningún tipo de riesgo dado que se encontraban haciendo gimnasia en otra parte del patio. Se ha hablado con los niños en el sentido de que tengan cuidado de no dejar los bocadillos al alcance de las gaviotas. Asimismo, -finaliza la profesora Ana Beltrán- el centro ha dispuesto de un recipiente que se colocó en el patio de recreo al objeto de que los niños depositen en el mismo sus bocadillos.


Y no se trata de una broma de Sagitario. Ni de una escena extrapolada de la película de suspense “Los Pájaros” de Alfred Hitchcock, que se hubiera rodado en Ceuta sin que los ceutíes nos hubiéramos enterado de la filmación.


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