lunes, 26 de diciembre de 2011

Un teleférico voló sobre el cielo de Ceuta

Por Tato Ferrer

San Amaro sí cuenta ahora con un trazado idóneo, cuidado al máximo en todo su recorrido, para desarrollar esta modalidad tan de moda. Cuenta hasta con un personal dedicado a su limpieza, cubos de madera donde depositar la basura, iluminación

Cuando los agustinos nos llevaban de excursión a San Amaro, paraje donde merendábamos, los detalles que más me llamaban la atención, eran: la escultura de los niños jugando, los cisnes, los pavos reales y, sobre todo, los monos. Puede que fuera por aquello del parentesco.

Aquellas tardes quedaron atrás, pero el edificio de mi colegio sigue en su sitio, y la zona emblemática, también. Eso sí, con reformas. Sobre todo, las acometidas en el emblemático parque.

MULTIFUNCIONAL

En un intento de buscar utilidades, San Amaro, estuvo un tiempo como escenario de obras de teatro, bailes de danzas, auditorio.

ABANDONOS IMPERDONABLES

El parque exhibió la bonita escultura de los tres niños (Colofón) rota durante muchos años, demasiados.


San Amaro tiene, también, en su cuenta de abandonos imperdonables , el haber contado con un ejemplar en vía de extinción, la mona negra manga bey, y haber permitido, de forma pasiva a lo largo de 19 años, se dice pronto, que fuera trasladada de Ceuta, cuando sus síntomas de deterioro, eran ostensibles.

El veterinario Álvaro, incansable viajero aventurero (de no ser mecánico de los animales, podría trabajar en una agencia de viajes), cuya bonita clínica de la calle Jáudenes, que cerró al cabo de un tiempo, y de la que yo era un fiel cliente con mi perro Boby, al igual que el arquitecto, Javier Arroyo, con sus pastores alemanes, a los que tenía en su chalet del Hacho, logró in extremis, junto a algunas voces de lo injusto, “salvar” a un animal cuya mala suerte fue, de un lado, caer en las redes de unos desalmados, y de otro, que, por mor de una intervención de decomiso de la Guardia Civil, viniese a tener como destino un pueblo cuya conciencia era verde, y se la comió la vaca con toda la mala leche del mundo.

Vaya para Javier Arroyo, compañero de los agustinos, colegio con el que abrí, con cierto temor, la puerta de mis pensamientos confinados , para desarrollar éstos comentarios, el recuerdo de un vivo, por fuera.

Un fuerte abrazo, asimismo, para su mujer que, haciendo honor a la memoria y petición de su marido, puso música clásica en los últimos y tristes momentos de la presencia material en la tierra, del compañero de clase, haciendo más “dulce” su marcha final.

Como erudito en la materia, me fue fácil reconocer que, los monos que durante un tiempo habían aguardado el fin de las obras del parque, a su vuelta a San Amaro, tras permanecer en un almacén, lo hacían con una depresión mayor o de caballo.

De ahí que en un desesperado intento de animarles en su tristeza, no sólo les referí (contando para tal menester con la inestimable ayuda de los herederos de Tarzán, para la traducción) lo aparentemente coqueto que había quedado el entorno, la “casa”, el hábitat limitado en su espacio, de antes.

Me permití, además, emular al estimado Tony, que en paz descanse, para gastarles una broma a los simios, y decirles con tono de circunstancia:

-Es preferible ser un mono guapo, a un hombre feo.

INVERTIR EN RESULTADOS

Las obras de remo delación del parque han sido importantes. La inversión pública está ahí. Y sus efectos.

Personalmente, hay muchos aspectos de los de antes que me gustaban más.

Se ha perdido, en mi opinión, el sabor del disfrute, el ambiente de un espejo-reflejo de los cercanos, en el mismo continente, ecos de los sonidos de los tambores de la jungla africana.

Ahora, está todo muy al estilo de “mírame pero no me toques”. Es, se ha transformado el parque, en un escenario para la galería, más que para el ocio. Salvo determinadas zonas.

Con todo respeto hacia las nuevas ideas, el marco de la escultura de los niños presidiendo aquel estanque con cisnes, era de un encanto especial. Yo nunca habría dejado perder aquella maravillosa estampa que, aunque creo que tampoco era la originaría, era para conservar.

San Amaro se ha quedado, está, a caballo entre un pequeño jardín botánico, y un reducido zoo de animales y aves. Esbozos de lo uno y de lo otro. Pero, ni una cosa, ni la otra.

Me pregunto, seguramente por deformación profesional, por qué en esta tierra nos tenemos que mover necesariamente a escala reducida con determinados temas. Gibraltar es un ejemplo con su aeropuerto.

El parque tiene unos veinte mil metros cuadrados y punto. Pero, su mayor hándicap, radica en el hecho de que está en una vaguada. Quien quiera que recurra a un sacapuntas para sacar mayor aprovechamiento del lápiz que dibujó San Amaro.

Es una pena que Ceuta no tenga un parque de mayor impacto social.

SENDERISMO

Particularmente, el senderismo es una actividad deportiva que no me llama la atención, pero no por ello dejo de reconocer su importancia para otros, amantes del ejercicio físico.

San Amaro sí cuenta ahora con un trazado idóneo, cuidado al máximo en todo su recorrido, para desarrollar esta modalidad tan de moda. Cuenta hasta con un personal dedicado a su limpieza, cubos de madera donde depositar la basura, iluminación.

A FALTA DE DETALLES

La necesidad de San Amaro, como bien de interés general, para los ceutíes es indiscutible. Basta con comprobar la masiva afluencia de público en las señaladas fiestas locales del “Día de la Mochila”, y de San Antonio de Padua.

Con todo, es una lástima que, pese a la dedicación, con recursos y medios humanos, técnicos, y de mantenimiento puntual que, en la actualidad, presta el gobierno de la Ciudad al parque, existan todavía detalles que conseguirían que tan lugar señero fuera aún más atractivo para la población. Un grupo de mochileros, comentan: “la falta de merenderos con sus mesas y bancos, que se podrían crear en torno a los caminos del sendero. Los visitantes tienen que tirar mantas por el suelo, por que no tienen donde descansar y estar”, relatan.

MIRADOR CUBIERTO

Los motivos por los que los ceutíes hemos ido en alguna ocasión al mirador de San Antonio, pueden ser tan diversos como las vivencias de cada uno de nosotros. Pero, sobre todo, hemos estado en ese mirador para contemplar las maravillosas vistas que se pueden contemplar desde tan estratégico lugar, y hacer fotos de todo tipo: panorámicas, personales, de familia.

Ahora bien, la mayoría de los ceutíes, creo, relacionamos el buen tiempo con ir al mirador de San Antonio. A no ser, claro, que no nos bajemos del coche. Al estar al aire libre, la climatología es un elemento a tener en cuenta.

Tengo que reconocer que no lo conocía. No sabía de su existencia. Desconocía que Ceuta cuenta con un bonito mirador, llamado de San Amaro que, al ser cerrado, no tiene el condicionante del tiempo.

Construido con semejanza de un chalet, consta de dos plantas; la superior, dedicada a ser las veces de mirador, y la inferior, con funciones de vigilancia, centro de organización, control del sistema-red de “telefonillos” , instalados con el fin de avisar, caso de algún contratiempo, por parte de los visitantes.

Todavía no ha tenido un uso habitual cara al público, pero una vez que se termine de acondicionar, el uso que se puede obtener de éste cálido y recoleto mirador, puede ser muy variado. Se me ocurre pensar en los niños de los colegios celebrando concursos de pintura.

Desde mi punto de vista, cuenta el mirador con el gran, enorme, problema del aparcamiento. Serán pocas las personas que suban a pie hasta el lugar. Pero, es más ¿por qué no se acondiciona una zona de aparcamiento junto al mirador?

IDEAS QUE VUELAN

Iré aún más lejos. ¿Por qué la Asamblea no lleva a cabo un proyecto de instalación de un teleférico, como tiene la cercana población de la Costa del Sol, Benalmádena, por ejemplo.

Recuerdo que, en cierta ocasión, vuelvo con el apreciado Tony, me refirió en el periódico de mi querido padre Joaquín, que el armador griego Onasis, en su día, contempló la idea de construir un casino en donde se sitúa la fortaleza del Hacho, y desde allí montar un teleférico hasta la playa del Desnarigado, donde fondear los yates, con el buen tiempo.

Nunca comprobé si lo que me contó el bueno de Tony, era cierto o me había gastado una de sus bromas, que a mi tanto me agradaban, y él era conocedor de mi debilidad por ese encanto suyo especial, que tan bien sabía manejar y administrar. Pues ocurre que cuando yo las pongo en práctica, suelo molestar. Que no es tan fácil el arte.

Entonces, recorriendo con dicho medio de transporte el parque, el mirador podría ser un punto de partida y llegada de los visitantes, que tendrían , gozaríamos, de una nueva atracción , y forma de ver el parque y el incomparable entorno de Ceuta, que se contempla desde la parte alta de San Amaro.

El teleférico de Benalmádena es, desde su creación y puesta en funcionamiento, fuente de riqueza como reclamo turístico.

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