Por Tato Ferrer
Ahora también queda archivada en formato digital. Antes la
palabra escrita, impresa en un periódico, quedaba guardada en esa especie de
baúl de los recuerdos de Karina, con polvo incluido, de nombre hemeroteca.
Si alguien al acudir a ella es capaz de “pillarme in fraganti”, de “cogerme en
renuncio”, habiendo utilizado el “barco de papel” para airear interesadamente
los asuntos familiares, que cite día, mes, año, y página. O que guarde silencio
para siempre.
Sin embargo, desde que tengo esta oportunidad de expresión en “El Pueblo”, me
siento moralmente obligado a hablar de mi familia a la que conduje a la ruina
con mi estilo sincero de periodismo de entrega y servicio a la comunidad ceutí.
Ya no espero de nadie que ni me comprenda ni me entienda. Mi actual
“personalismo” es mi única forma de contar públicamente el manifiesto daño que
me hicieron y, de paso, a los míos.
Que así conste en mis artículos personales (por no tener no cuento ni con
negros que me ayuden en su redacción o me los escriban) con los que me desahogo
buscando un perdón familiar que tal vez no merezca.
El sentimiento de culpa me hunde interiormente junto a mi “barco” y me hace
maldecir tanta hipocresía como anda suelta por esta comunidad de bolsillo
descosido.
BUENA GENTE
A sus 56 años de edad fallecía mi hermana Mari Luz. Poca gente más buena. El
abuso del tabaco no fue la única causa de su desaparición.